Xóchitl Gálvez y su candidatura: un análisis crítico
Las recientes declaraciones del presidente López Obrador han puesto en evidencia la pobreza estratégica de una oposición conservadora que parece estar en su ocaso desde las elecciones de 2018. El grupo conservador carece de líderes con la capacidad de competir seriamente contra los principales representantes de Morena, como Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Sin embargo, en medio de esta escasez de figuras, Claudio X González decide impulsar la candidatura de Xóchitl Gálvez, una panista sin un respaldo sólido y sin una trayectoria destacada. No se puede elegir a cualquier candidato, montarlo en una bicicleta y llevarlo por los pueblos gritando ¡Tamales! ¡Tamales! Esto no es política ni la forma de aspirar al triunfo.
La estrategia de Claudio X González ha fracasado. Nadie se cree la historia de que Xóchitl Gálvez es una mujer del pueblo, a pesar de haber nacido en una comunidad indígena. Incluso Enrique de la Madrid, en una entrevista reciente en Latinus, calificó estos intentos de arrebatar el voto duro a Morena como una “telecomedia” ridícula. La idea de la niña que vendía gelatinas en la calle y que, a base de esfuerzo, está a punto de convertirse en la primera presidenta del país, es simplemente falsa. Como señala el presidente López Obrador, están tratando de vender tamales en una bicicleta para aparentar humildad, cuando en realidad su situación económica es totalmente diferente.
Desde que fue destapada por Claudio X González, han surgido informaciones en medios y redes sociales que demuestran que tanto él como Xóchitl Gálvez han mentido. Los habitantes del pueblo donde nació y creció Gálvez desmienten que provenga de una familia humilde, ya que nunca les faltaron recursos. Además, ella afirma haber participado en la izquierda nacional y haber militado en la Liga Obrero Marxista, pero nadie de esa organización la recuerda o tiene información sobre su supuesta participación. La imagen que ha construido es la de una política que constantemente denuncia y se opone a las acciones del gobierno de López Obrador y a iniciativas que buscan modificar el marco jurídico y legal heredado del neoliberalismo.
Entonces, ¿qué representa realmente Xóchitl Gálvez? El filósofo Fernando Buen Abad ha ofrecido una explicación interesante. El Poder Financiero Mundial se preocupa cuando surgen movimientos populares en algún país con un respaldo popular suficiente para llegar al poder. Su estrategia consiste en seleccionar individuos sumisos y serviles que aparenten ser “del pueblo” para apropiarse de las banderas que llevaron a los más pobres al poder. Utilizan esas banderas solo en el discurso para recuperar el control del gobierno y luego las abandonan como algo inútil. Han utilizado esta estrategia en otros países con resultados mixtos a su favor, y ahora están intentando hacer lo mismo en México.
No debemos olvidar que recientemente Lorenzo Córdova, un funcionario neoliberal corrupto conocido por el pueblo, visitó a Luis Almagro en la OEA. Almagro ha participado en varios golpes de Estado en países de Centro y Sudamérica, tratando de desestabilizar gobiernos democráticos por instrucciones del imperio estadounidense. La historia de Xóchitl Gálvez, la humilde vendedora de gelatinas o tamales, encaja perfectamente con el tipo de personajes utilizados por el Poder Económico para intentar engañar a un pueblo al que consideran ignorante y olvidadizo.
Sin embargo, lo que salva a los mexicanos en este momento es el despertar de las conciencias que ha fomentado el Gobierno de la Transformación y el Movimiento del Cambio durante más de cinco años. Como ha afirmado el presidente López Obrador, “aquí los ciudadanos no se están chupando el dedo”. La vendedora de quimeras, mentiras y engaños, ya sea de gelatinas o tamales, no tiene oportunidad frente a una sociedad despierta que no cae en el anzuelo lanzado por Claudio X González y el sector conservador nacional e internacional.
Entonces, que Xóchitl Gálvez se quede con su bicicleta y sus tamales. La Transformación continúa y solo los corruptos del pasado, sus empleados serviles y aquellos despistados que siempre existen, votarán por el regreso de la corrupción, la violencia, la impunidad y la pobreza que hemos estado desterrando poco a poco de todos los gobiernos que representan el cambio que Morena lidera. Vamos por la presidencia y por un Congreso con mayoría calificada que trabaje a favor del pueblo, que es quien actualmente gobierna.