XÓCHITL GÁLVEZ QUIERE PRIVATIZAR PEMEX: UNA PROPUESTA PELIGROSA PARA LA SOBERANÍA ENERGÉTICA

En una sorprendente declaración que ha sacudido el panorama político mexicano, Xóchitl Gálvez, conocida por sus posturas críticas hacia el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha propuesto una reforma que podría poner en riesgo la soberanía energética del país. En entrevista con Bloomberg, la aspirante del Frente Amplio expresó su deseo de abrir la puerta a la inversión privada en Petróleos Mexicanos (Pemex) a través de licitaciones petroleras, una medida que recuerda a las políticas implementadas en los sexenios del PRIAN.

Para muchos de nosotros, que apoyamos la visión de transformación de México que encabeza el presidente López Obrador, estas palabras de Gálvez son motivo de preocupación. Al parecer, la senadora del PAN ha olvidado por completo los logros y avances que Pemex ha alcanzado en los últimos años bajo la administración actual.

Gálvez argumenta que las empresas estatales son “pésimas para administrar el dinero de los mexicanos y son pésimas para ser productivas”. Sin embargo, esta afirmación es completamente infundada y carece de fundamento. Durante los primeros tres años del gobierno de López Obrador, Pemex logró una tasa de éxito exploratorio del 53%, lo que la sitúa en segundo lugar a nivel mundial, solo superada por ExxonMobil, con un 62%. Esto demuestra que Pemex está lejos de ser una empresa ineficiente o incapaz de generar resultados positivos.

La propuesta de Gálvez de abrir la puerta a la inversión privada en Pemex también levanta interrogantes sobre su compromiso con la soberanía energética de México. La senadora del PAN cita a Petrobras, la empresa petrolera brasileña que cotiza en bolsa, como un modelo a seguir. Sin embargo, vale la pena recordar que Petrobras ha enfrentado numerosos escándalos de corrupción en el pasado, lo que plantea serias dudas sobre su idoneidad como ejemplo para México.

Además, la idea de utilizar petróleo extraído con la ayuda de inversionistas externos para la industria petroquímica en lugar de la electricidad, que se produciría con energías renovables, es profundamente cuestionable. El enfoque de Gálvez parece ignorar los avances significativos que México ha logrado en la promoción de energías limpias y renovables en los últimos años. Apostar por la inversión privada en lugar de aprovechar los recursos naturales y la capacidad de Pemex para desarrollar energías más limpias y sostenibles es un enfoque miope que podría tener graves consecuencias para el medio ambiente y para el futuro energético de México.

Además de sus propuestas inquietantes, es importante recordar el respaldo que Xóchitl Gálvez dio a un proyecto costoso y poco viable durante el gobierno de Felipe Calderón. Se trata de la Refinería Bicentenario, un proyecto que fue cancelado en 2014 durante el mandato de Enrique Peña Nieto debido a su falta de rentabilidad. Para entonces, se habían destinado más de 9 mil millones de pesos de los contribuyentes mexicanos, y al final solo se construyó un muro. Es sorprendente que Gálvez respaldara un proyecto tan derrochador y poco sensato en el pasado, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad para tomar decisiones financieras responsables en el futuro.

En resumen, las propuestas de Xóchitl Gálvez de abrir Pemex a la inversión privada y su apoyo pasado a proyectos cuestionables plantean serias preocupaciones sobre su idoneidad como líder político en México. La administración actual, bajo el liderazgo del presidente López Obrador, ha logrado avances significativos en la industria energética y ha demostrado un compromiso sólido con la soberanía energética del país. Es importante que los mexicanos se mantengan alerta ante propuestas que podrían poner en peligro estos logros y comprometer el futuro de México en manos de intereses privados.