Veracruz: Devastación del Dragón Amarillo en Citricultura
Los campos de naranja del norte de Veracruz, conocido como el principal productor de cítricos en México, están sumidos en una devastadora crisis. La plaga del dragón amarillo, también llamada huanglongbing, se ha propagado sin control por los plantíos, dejando un rastro de destrucción a su paso. Los síntomas son evidentes: árboles secos, hojas amarillas, frutos deformados y sin sabor. Esta enfermedad ha afectado gravemente al 70% de las 171 mil hectáreas de naranja en la entidad, resultando en una caída histórica de la producción anual que antes ascendía a 2 millones 500 mil toneladas. Las pérdidas económicas alcanzan la cifra alarmante de 16 mil millones de pesos.
Los municipios más afectados por esta crisis son Papantla, Cazones, Tihuatlán, Tuxpan, Álamo Temapache, Castillo de Teayo, Chicontepec e Ixhuatlán de Madero, donde los agricultores se enfrentan a la triste realidad de ver morir sus plantaciones.
A pesar de que el dragón amarillo ha azotado la región naranjera de Veracruz durante una década, las autoridades y asociaciones de productores aún no han implementado una estrategia contundente para frenar la expansión de la enfermedad y disminuir las pérdidas de cultivos. Esta plaga es considerada una de las principales amenazas trasfronterizas y ha devastado zonas citrícolas en Asia, India y África. En México, fue detectada por primera vez en 2009 en cultivos de Yucatán y desde entonces ha ido propagándose a las principales zonas productoras del país.
Otros países, como Paraguay y Argentina, han declarado emergencias fitosanitarias y aplicado estrategias nacionales para combatir la plaga del dragón amarillo. Sin embargo, en Veracruz, la situación es diferente, y los agricultores se sienten abandonados por la falta de una acción gubernamental decisiva.
La falta de una estrategia efectiva ha llevado a muchos agricultores a intentar sortear la plaga con abonos, fertilizantes e insecticidas, pero estos métodos resultan costosos y no siempre garantizan el éxito. Algunos han tenido que decidir entre invertir en la protección de sus naranjales o cubrir necesidades básicas para sus familias.
Oved Zúñiga Barra, expresidente de la Asociación de Citricultores de Castillo de Teayo, quien también trabaja para Citrofrut, una juguera local, compartió su experiencia al afirmar que la plaga ha sido devastadora para los agricultores. Antes, una huerta que podía producir entre 30 y 35 toneladas de naranjas en temporadas buenas, ahora solo produce de 10 a 15 toneladas, y a veces incluso menos. Esto ha afectado drásticamente a la economía local, y la crisis del dragón amarillo ha llevado a muchos a abandonar la citricultura y buscar alternativas como sembrar plátano, café o limón.
El huanglongbing es una bacteria que bloquea los vasos foliculares de la planta, impidiendo el flujo de nutrientes y provocando la muerte del árbol. La enfermedad es transmitida rápidamente por el psílido asiático de los cítricos (Dhiaphorina citri). Hasta el momento, no existe una forma efectiva de eliminarla, lo que ha llevado a los productores a invertir grandes sumas de dinero en intentos por controlarla.
El HLB ha afectado la calidad de los cultivos, provocando que los frutos sean más pequeños y con un sabor deteriorado. Además, se ha sumado a otros problemas como plagas y hongos, creando una situación crítica para los agricultores. A pesar de la gravedad de la situación y la existencia de la plaga durante más de una década en la región, persiste la falta de apoyo y vigilancia por parte de las autoridades.
La falta de capacitación y organización de los naranjeros también ha sido un obstáculo para controlar la plaga del dragón amarillo. Es necesario que los agricultores se unan y trabajen en conjunto con las autoridades para encontrar soluciones efectivas que permitan frenar la expansión de la enfermedad.
Si no se toman acciones urgentes, la citricultura en Veracruz podría desaparecer en un lapso de siete u ocho años. Esto tendría un impacto devastador en el empleo, ya que la citricultura genera alrededor de 70 mil empleos directos y 250 mil empleos indirectos en la región. Es imprescindible que las autoridades pongan en marcha un plan de acción integral que incluya capacitación, apoyo financiero y vigilancia constante para proteger uno de los sectores más importantes de la economía local.
La crisis del dragón amarillo en Veracruz es un llamado urgente a la acción. No podemos permitir que una plaga destruya la base económica de miles de familias y afecte la producción de uno de los productos más emblemáticos de México. Es momento de que el Gobierno y los productores trabajen juntos para enfrentar esta amenaza y proteger el futuro de la citricultura en Veracruz y en todo el país. Solo a través de la colaboración y la implementación de estrategias efectivas podremos vencer al dragón amarillo y preservar este importante sector agrícola.