Un tributo a los volcanes sagrados: Presentan el libro Popocatépetl-Iztaccíhuatl: Montañas sagradas

Elena Poniatowska y el fotógrafo Rafael Doníz rinden homenaje a dos de los símbolos más icónicos y venerados de México: los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, en el libro Popocatépetl-Iztaccíhuatl: Montañas sagradas (Artes de México/Rama Ediciones). Esta obra, que captura la grandeza y el misticismo de estas montañas, será presentada hoy por la escritora, el fotógrafo, Carlos Pellicer López y Víctor Muñoz en la Fundación Elena Poniatowska, a las 18:30 horas.

En el ensayo que abre el libro, titulado Una mirada candente sobre la nieve, Poniatowska describe a los volcanes como “padres” de los mexicanos, figuras reverenciadas desde el amanecer hasta la noche. La escritora recuerda cómo Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, dedicó su vida a plasmar la majestuosidad del Popocatépetl, y se pregunta quiénes son los artistas y amantes de la naturaleza que hoy continúan esta veneración. Entre ellos, destaca a Doníz como el más constante y apasionado, un fotógrafo que ha consagrado su vida a capturar la esencia de estos gigantes.

Doníz comparte en el libro su experiencia personal con el Popocatépetl, narrando cómo, tras varios intentos fallidos de alcanzar su cumbre, finalmente lo logró al pedirle permiso al volcán, un gesto que lo marcó para siempre. “Perdí más de cinco kilos en la subida, pero llegar a la cima fue un triunfo inolvidable”, relata el fotógrafo. Desde entonces, ha dedicado su vida a explorar cada rincón de los volcanes, capturando su magnificencia a través de su lente.

El ensayo de Poniatowska detalla la obsesión amorosa de Doníz por los volcanes, una devoción que ha perdurado más de 50 años. Para él, recorrer las elevaciones volcánicas es como explorar el cuerpo de una mujer amada, descubriendo en sus formas la misma belleza enigmática que Leonardo da Vinci plasmó en sus retratos.

Sin embargo, la escritora lamenta que hoy en día los volcanes ya no ocupen el lugar prominente que una vez tuvieron en la vida cotidiana de los mexicanos. “Antes, el Popo y la Izta venían a nuestro encuentro como vecinos felices de coincidir”, escribe Poniatowska, recordando una época en la que estos gigantes volcánicos formaban parte del paisaje diario. Hoy, los rascacielos y las antenas han distorsionado esa conexión visual y espiritual con las montañas.

A pesar de los cambios, Poniatowska destaca que muchos mexicanos aún mantienen viva la tradición de subir a los volcanes con devoción, especialmente los jóvenes, quienes ven en esta actividad un rito sagrado y una forma de rendir homenaje a la naturaleza.

El libro no solo contiene fotografías de Doníz y el ensayo de Poniatowska, sino también citas de figuras indígenas como Nezahualcóyotl. Además, el historiador Alfredo López Austin contribuyó con la traducción de algunos textos al náhuatl, enriqueciendo la obra con una visión profunda y ancestral de estos volcanes sagrados.

La presentación de Popocatépetl-Iztaccíhuatl: Montañas sagradas es una invitación a reconectar con la naturaleza y a redescubrir el legado espiritual que representan estos dos colosos, guardianes eternos del paisaje mexicano.