Un año después del huracán Otis, Acapulco sigue luchando por la recuperación
A un año del devastador paso del huracán Otis, de categoría 5, que golpeó Acapulco el 25 de octubre de 2023, la ciudad aún enfrenta enormes desafíos en su camino hacia la recuperación. El fenómeno dejó 52 personas fallecidas y 31 desaparecidas, y aunque se han logrado avances en la reconstrucción, gran parte de la población sigue viviendo en condiciones precarias, con un entorno urbano y ambiental gravemente deteriorado.
Los vientos de hasta 300 kilómetros por hora causaron estragos en todo el puerto. La devastación fue tal que, aunque se han realizado esfuerzos de reconstrucción, estos han sido obstaculizados por la llegada de otro fenómeno meteorológico: el huracán John, a finales de septiembre de 2024, que afectó nuevamente a varias áreas de la ciudad, aunque no causó grandes pérdidas económicas. Sin embargo, dejó sin agua a más de la mitad de las viviendas, agravó la situación de la ya golpeada industria turística y profundizó la sensación de desolación en la población.
Natalia Salvador González, una residente de la colonia Morelos, pudo reconstruir parcialmente su casa tras recibir apoyo del gobierno federal luego de Otis, pero el huracán John volvió a dañar su hogar. “No hay agua, apenas me llevaron el gas. No hay nada de turistas. Los ahorros ya se me acabaron”, relató con frustración.
Alejandrina Gutiérrez Añorve, comerciante en la playa Revolcadero, también sufrió las consecuencias del huracán John. Apenas comenzaba a recuperarse tras la destrucción causada por Otis, cuando la nueva tormenta volvió a afectar su negocio. “Intentamos rescatar lo poco que se salvó”, lamentó.
En términos de infraestructura, se han rehabilitado 12 mil de las 19 mil 600 habitaciones de hotel que existían antes de Otis, y se espera que mil más estén listas para diciembre. Aunque este panorama es alentador para los empresarios, muchos trabajadores del sector turístico han perdido sus empleos, como es el caso de Elizabeth Sánchez García, quien tuvo que migrar a Los Cabos en busca de trabajo tras el cierre de los hoteles en los que laboraba en Acapulco.
Además de los problemas económicos, el daño ambiental y la falta de planificación urbana adecuada también han sido obstáculos importantes. Según el ambientalista Vivian Heredia Hernández, la falta de prevención frente a incendios forestales, inundaciones y deslaves contribuyó a la magnitud de los desastres. A pesar de los aprendizajes que dejó Otis, la reconstrucción en zonas de alto riesgo se permitió sin un enfoque de reubicación, lo que, según Heredia, fomenta la vulnerabilidad ante futuros fenómenos naturales.
El académico Benjamín Castillo Elías subrayó que la falta de un plan adecuado para el manejo de escombros y residuos tras el impacto de Otis, estimados en un millón de toneladas, agravó los problemas. También hizo un llamado a restaurar de manera ecológica cuerpos de agua clave, como la laguna negra de Puerto Marqués y Tres Palos, cuyas capacidades regenerativas han sido afectadas por la actividad humana.
Castillo Elías, coautor del libro Huracán Otis en Acapulco, Guerrero, vulnerabilidad sociológica y ambiental ante los impactos del fenómeno hidrometeorológico, advirtió que gran parte del desastre fue causado por el ser humano. Señaló que la urbanización descontrolada en zonas de humedales ha empeorado la vulnerabilidad de la región, y llamó a las autoridades a detener el crecimiento urbano en áreas de alto riesgo y aplicar estrictamente las normas de construcción.
A un año del huracán Otis, la incertidumbre persiste en Acapulco, mientras la población y las autoridades buscan reconstruir no solo la infraestructura, sino también la resiliencia de la ciudad frente a futuros fenómenos naturales. Aunque el camino hacia la recuperación es largo y complejo, la lección de Otis es clara: la planificación y la prevención son fundamentales para mitigar los daños de futuros desastres.