Trump ataca a México con acusaciones infundadas sobre narcotráfico
En un nuevo intento por desviar la atención de los problemas internos de su país, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una serie de declaraciones carentes de fundamento en contra de México, asegurando que el país está “en gran parte controlado por los cárteles de la droga”. Estas afirmaciones fueron realizadas ante la prensa en Mar-a-Lago, donde el magnate republicano también insinuó que su administración podría intervenir en México si así lo quisiera.

Estas declaraciones ocurren en el marco de recientes reportes sobre operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en territorio mexicano. Según información de medios estadounidenses como The New York Times y CNN, la CIA ha intensificado sus vuelos con drones de vigilancia MQ-9 Reaper en búsqueda de laboratorios clandestinos de producción de drogas sintéticas, como parte de una política de presión contra los cárteles impulsada por Trump.
Sin embargo, esta injerencia estadounidense en México no es nueva y, según fuentes citadas por los medios, los vuelos de los drones se adentran significativamente en territorio soberano mexicano, violando los principios de respeto y cooperación bilateral. Aunque la CIA no ha sido autorizada a utilizar estos drones para ataques letales, la recopilación de información de manera unilateral sin la autorización expresa del gobierno mexicano representa una evidente falta de respeto a la soberanía nacional.
Por otro lado, Trump también insistió en acusaciones sin pruebas contra México, señalando que el país ha permitido la entrada de “millones de personas” desde cárceles de otras naciones. Este discurso, ampliamente repetido en su retórica antimigrante, ignora la realidad de que la mayoría de los migrantes que llegan a la frontera buscan mejores oportunidades y huyen de la violencia en sus propios países.
Además de la vigilancia con drones, se ha revelado que el Comando Norte de Estados Unidos ha realizado más de veinte vuelos de reconocimiento en la frontera con México, utilizando aviones de espionaje como el U-2, el RC-135 Rivet Joint y el P-8, además de drones especializados. La creciente militarización de la zona fronteriza y la expansión de las operaciones de inteligencia estadounidenses evidencian una estrategia de presión que busca justificar futuras acciones más agresivas contra México.
En este mismo contexto, CBS News reportó que aviones tripulados de la Patrulla Fronteriza han sido atacados con láseres en al menos seis ocasiones desde octubre. Un incidente reciente involucró un helicóptero de la Oficina de Operaciones Aéreas y Marítimas, que fue impactado por un láser desde un automóvil en la ribera del Río Bravo. Estas versiones, difundidas por medios afines a la derecha estadounidense, buscan crear una narrativa de crisis en la frontera para justificar medidas extremas de control y militarización.
A la par de estas acciones, la administración de Trump ha enviado al Congreso una lista con más de media docena de cárteles mexicanos que pretende designar como “organizaciones terroristas extranjeras”. Entre ellos se encuentran el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, el Cártel del Golfo, Unidos y La Nueva Familia Michoacana. Esta estrategia, confirmada por Fox News, busca otorgar al secretario de Estado, Marco Rubio, un plazo de 14 días para realizar recomendaciones sobre la designación, en consulta con el secretario del Tesoro, Scott Bessent; la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem; y la fiscal general y directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard.
Las declaraciones de Trump, sumadas a estas acciones, evidencian una postura injerencista y una estrategia de presión contra México. En lugar de reconocer la corresponsabilidad en la crisis del tráfico de drogas y la migración, el expresidente estadounidense insiste en culpar a otros países, ignorando que el problema del narcotráfico no solo radica en la producción, sino también en la demanda interna de su propio país.