Transportistas en Chiapas Plantan Cara a la Violencia: Paro por Seguridad

Una creciente ola de “levantones”, amenazas de muerte y extorsiones ha llevado a los transportistas del municipio de Chicomuselo, en la sierra del estado de Chiapas, a tomar una drástica decisión: suspender el servicio de pasajeros hasta que se aseguren condiciones seguras para operar. Esta acción ha sido tomada como respuesta a la presión ejercida sobre ellos para unirse a la delincuencia organizada local.

En un comunicado emitido por el gremio de transportistas, también se ha pedido la intervención inmediata de los tres niveles de gobierno. En este documento, los trabajadores del volante expresaron su determinación en resistir las amenazas y extorsiones, declarando que no se someterán a las demandas de pertenecer a la organización conocida como “El Maíz”, que busca expandir su presencia en la región y cuyos intereses están en clara contradicción con la labor honesta que los transportistas han estado realizando en beneficio de la comunidad y sus familias.

Los incidentes que llevaron a esta drástica medida tuvieron lugar el pasado 8 de agosto, cuando los conductores de mototaxis que operaban en la zona fueron alertados por compañeros de la misma asociación sobre la presencia de individuos fuertemente armados y encapuchados. Estos individuos, que viajaban en dos camionetas blancas, estaban involucrados en una serie de secuestros, conocidos localmente como “levantones”, de los choferes de mototaxis en diferentes puntos de la cabecera municipal. Afortunadamente, varios de los choferes lograron escapar y proteger sus vehículos.

Uno de los incidentes más alarmantes involucró una golpiza brutal y amenazas de muerte contra un conductor de mototaxi. Este conductor fue obligado a considerar unirse a la organización delictiva conocida como “El Maíz” bajo amenaza de represalias mortales. Estos eventos han dejado una atmósfera de temor y desconfianza entre los transportistas, quienes temen tanto por su seguridad personal como por la retención de sus vehículos, ya que, hasta la fecha, se han apoderado de ocho mototaxis y dos camiones de volteo.

Ante esta escalada de violencia y extorsión, el gremio de transportistas ha hecho un llamado urgente a las autoridades estatales y federales para intervenir en la situación. En su comunicado, subrayaron que la vida de sus miembros está en grave peligro y que la estabilidad del municipio de Chicomuselo y la región en su conjunto están en riesgo. Expresaron su indignación por el hecho de que grupos delictivos estén imponiendo su voluntad a través del uso de la fuerza y la violencia.

La presencia evidente de células delictivas equipadas con armas de alto poder, armamento que debería ser de uso exclusivo del Ejército, ha generado preocupación y alarma. Estas células no solo amenazan y extorsionan a la población, sino que también cometen actos de violencia física y despojo de propiedad, acciones que constituyen delitos tanto a nivel estatal como federal. En este sentido, los transportistas han instado a que se detenga esta violación flagrante del estado de derecho en la entidad y el país.

En su llamado a la acción, los transportistas no están solos. Han convocado a toda la comunidad a unirse en contra de la creciente amenaza de la delincuencia organizada. Han instado a los trabajadores, comerciantes, vendedores ambulantes, maestros y a todo el público en general a no caer en manos de los criminales que buscan socavar la paz y la dignidad de la región. Con determinación, han dejado en claro que están dispuestos a resistir y luchar por un entorno seguro y libre de violencia.

Mientras tanto, la situación en Chicomuselo sigue siendo tensa. La suspensión del servicio de pasajeros por parte de los transportistas ha dejado un vacío en la movilidad de la comunidad local. Los residentes dependen en gran medida de estos servicios para sus desplazamientos diarios, y esta medida de protesta está teniendo un impacto significativo en la vida cotidiana. Los comerciantes y empresarios también sienten el peso de la incertidumbre que rodea a la situación, ya que su capacidad para operar se ve comprometida por la falta de transporte confiable.

A medida que la comunidad espera una respuesta por parte de las autoridades y un regreso a la normalidad en la prestación de servicios de transporte, el mensaje de los transportistas sigue resonando: no cederán ante la intimidación y la violencia. Su determinación de resistir a la delincuencia organizada y proteger sus vidas, sus medios de subsistencia y su dignidad se mantiene firme.

La situación en Chicomuselo es un recordatorio doloroso de los desafíos que enfrentan las comunidades en todo el país debido a la presencia y actividad de grupos delictivos. Además, pone de relieve la importancia de la acción gubernamental efectiva y coordinada para garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Mientras tanto, los transportistas y la comunidad en general se mantienen en espera, con la esperanza de que la paz y la seguridad regresen pronto a sus vidas diarias.