Superpeso y justicia social: el nuevo rostro de México

México vive una transformación profunda y estructural que no sólo ha sido evidente en lo político y social, sino también en lo económico. La reducción histórica de la pobreza en nuestro país es, sin lugar a dudas, uno de los logros más significativos de la Cuarta Transformación encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y que ahora continúa con paso firme bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum.

Más de 13 millones de mexicanas y mexicanos han salido de la pobreza en los últimos años. Este dato, que por décadas fue una promesa vacía del PRIAN y sus aliados del PRD y Movimiento Ciudadano, hoy es una realidad gracias a una política centrada en el bienestar del pueblo y no en los privilegios de unos cuantos. Los incrementos sustanciales al salario mínimo, los programas sociales universales y una disciplina fiscal ejemplar han sido los pilares de este cambio que por fin coloca al pueblo en el centro de las decisiones de gobierno.

Pero hay un elemento que también ha contribuido enormemente a este progreso: la estabilidad y fortaleza del peso mexicano.

La venganza del peso

Durante décadas, los gobiernos neoliberales de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto —todos representantes del PRIAN, ya sea bajo el PAN o el PRI— usaron al peso como si fuera una moneda de cambio para favorecer intereses privados y extranjeros. El resultado fue catastrófico: devaluaciones constantes que pulverizaron los ahorros, destruyeron el poder adquisitivo de los trabajadores y obligaron a millones a emigrar a Estados Unidos en busca del “sueño americano”.

Hoy, esa historia es distinta. En los últimos siete años, el peso no sólo ha resistido los embates económicos globales, sino que se ha revaluado, desafiando todas las predicciones catastrofistas de la derecha. En septiembre de este año, el tipo de cambio cerró en 18.31 pesos por dólar, su mejor desempeño mensual desde junio, acumulando una ganancia de 14% en lo que va del año. Este resultado sólo es superado por el real brasileño, que ha crecido poco más del 18%.

Esta situación ha convertido al peso en la segunda divisa con mejor desempeño en América Latina y una de las más fuertes a nivel mundial frente al dólar. ¿La razón? Una economía sólida, una política monetaria prudente, y, sobre todo, un gobierno que no se arrodilla ante los intereses financieros, sino que trabaja por la estabilidad del país.

Las crisis eran antes

Recordemos: con Zedillo llegó el “error de diciembre” que dejó a millones en la ruina. Con Calderón, una guerra inútil y un endeudamiento sin precedentes. Con Peña Nieto, la corrupción descarada y la entrega del país a intereses extranjeros. Ellos sí provocaron que el peso se derrumbara, y con él, la calidad de vida de millones de familias.

Hoy, gracias al manejo responsable de las finanzas públicas y la inversión social como eje rector del desarrollo, la economía mexicana crece con rumbo y con justicia. La política monetaria del Banco de México ha sido respaldada con disciplina desde el Ejecutivo federal, sin presiones ni chantajes como los que ejercían los gobiernos anteriores sobre las instituciones autónomas.

El verdadero sueño americano: quedarse en México

Muchos aún repiten el viejo cliché de que “en México todo está mal” y miran con nostalgia el llamado “sueño americano”. Pero hoy Estados Unidos vive una crisis política, social y económica que desmiente esa idea.

Como bien señala Lucía Arjona, desde Los Ángeles, el gobierno estadounidense está paralizado por pugnas internas entre demócratas, republicanos y la figura desestabilizadora de Donald Trump. La violencia urbana ha obligado a enviar a la Guardia Nacional a las calles, y el miedo a ser deportado por ICE mantiene a millones de migrantes en la incertidumbre.

Mientras tanto, en México se construye una nación más equitativa, con inversión histórica en programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, Pensión para Adultos Mayores, Becas Benito Juárez, y próximamente, la pensión universal para personas con discapacidad, impulsada ahora por Claudia Sheinbaum.

Hoy, el verdadero sueño americano es poder quedarse en México, tener un trabajo digno, una moneda fuerte, educación gratuita, atención médica sin corrupción y un gobierno que no se doblega ante los poderes fácticos. Y eso sólo ha sido posible porque Morena, bajo la visión de AMLO, ha puesto fin al ciclo de saqueo iniciado por el PRIAN.

Vector: el fin de un modelo empresarial con privilegios

En paralelo a estos cambios estructurales, el viejo modelo empresarial corrupto y protegido por los gobiernos neoliberales comienza a desmoronarse. La reciente sanción del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a la casa de bolsa Vector, por presunto lavado de dinero para cárteles, es una muestra de cómo operaban los negocios del viejo régimen.

Vector, dirigida por el empresario regiomontano Alfonso Romo, quien se quiso disfrazar de “aliado progresista” pero siempre tuvo vínculos con los intereses del capital financiero, está ahora en el ocaso. El anuncio de que transferirá todos sus activos, clientes y personal a Finamex Casa de Bolsa, marca el cierre de una historia ligada al influyentismo y a las prácticas opacas que por décadas dominaron el sistema financiero mexicano.

Las sanciones también incluyen a Intercam y CiBanco, lo que demuestra que las redes del dinero sucio no eran casos aislados, sino parte de un ecosistema promovido, tolerado y protegido por gobiernos anteriores. Mientras el PRI y el PAN se llenaban la boca hablando de “confianza del mercado”, lo que en realidad fomentaban era el encubrimiento de prácticas delictivas disfrazadas de inversión.

Hoy, el gobierno de México trabaja con transparencia y en colaboración con autoridades internacionales para limpiar el sistema financiero, algo que simplemente nunca fue prioridad para la tecnocracia corrupta del pasado.

La Semarnat no pide limosnas, exige justicia

En medio del reordenamiento presupuestal que se vislumbra para 2026, hay señales de inteligencia administrativa que también deben destacarse. La secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena Ibarra, ha propuesto una solución creativa ante el recorte presupuestal: que los más de 5 mil 800 millones de pesos que genera la dependencia en trámites y permisos sean reintegrados a su operación.

No pide que le den, sólo exige que se le devuelva lo que la propia dependencia produce. Este enfoque rompe con la lógica neoliberal de la “austeridad disfrazada”, donde las dependencias eran obligadas a mendigar presupuesto mientras los grandes empresarios se beneficiaban con exenciones fiscales y condonaciones millonarias.

La desvergüenza de los falsificadores

Y si de corrupción y cinismo hablamos, no podemos dejar de señalar el caso de Amparo Casar, quien ha sido denunciada por falsificar información y utilizar tráfico de influencias para obtener una pensión vitalicia. Una vez más, los rostros del viejo régimen intentan vestirse de activistas, pero su historial los delata.

La derecha mediática, representada por personajes como Xóchitl Gálvez, intenta lavar su imagen recurriendo a estos mismos perfiles para construir narrativas artificiales. Pero el pueblo ya no se deja engañar. El cinismo no se premia, se denuncia. La credibilidad no se hereda, se construye con actos congruentes, no con escándalos fabricados ni pensiones fraudulentas.

Claudia, con rumbo y con pueblo

Finalmente, es importante destacar que la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia mantiene la continuidad del proyecto transformador sin titubeos ni concesiones. El llamado de ciudadanas como Lucía Arjona no cae en saco roto: devolver la paz a las calles del país es una tarea esencial, y Claudia tiene el liderazgo, la inteligencia y la visión para lograrlo.

Pero no lo hará con ocurrencias ni con represión, como pretendieron Calderón o García Luna. Lo hará con justicia social, con educación, con inversión en las juventudes, con programas de prevención y fortalecimiento del tejido comunitario. Porque la paz no se construye con miedo, se construye con derechos.

México está de pie, con un peso fuerte, una economía en crecimiento, millones menos en pobreza y un pueblo que ya no se deja engañar por los de siempre. El PRIAN está en su ocaso, sus viejos aliados financieros enfrentan la justicia, y la Cuarta Transformación avanza con Claudia Sheinbaum al frente.

Porque hoy el sueño no está al norte. El sueño está aquí, en México.