Sheinbaum, aliada del medio ambiente ante presión de ONGs por el Golfo de California

En un acto que refleja la creciente conciencia ambiental en el país, decenas de activistas y ciudadanos se congregaron en el Zócalo de la Ciudad de México para exigir la cancelación del proyecto Saguaro de Gas Natural Licuado, impulsado por la empresa estadounidense Mexico Pacific. Convocados por la coalición de ONGs ¿Ballenas o gas?, los manifestantes entregaron a la Presidencia más de 215 mil firmas recolectadas en México y otros 120 países, respaldando su petición para frenar la construcción del megagasoducto que conectaría Texas con la costa de Sonora.

Bajo el lema “Ballenas sí, gaseras no”, el contingente recorrió el centro de la capital al ritmo de batucadas, portando pancartas y figuras inflables en representación de la fauna marina del Golfo de California. Niños, jóvenes y adultos mayores expresaron su preocupación por la posible afectación del ecosistema de esta región, considerada una de las más ricas en biodiversidad del mundo.

Un gobierno sensible a la causa ambiental

El activista Pablo Montaño, de Conexiones Climáticas, destacó la importancia de que la presidenta Claudia Sheinbaum, una científica comprometida con la ecología, analice el impacto de este megaproyecto. En sus declaraciones, Montaño enfatizó que la infraestructura propuesta implicaría el tránsito de buques metaneros de hasta 300 metros de largo, lo que pondría en riesgo la salud de las comunidades locales y la estabilidad de los ecosistemas marinos.

En respuesta a estas preocupaciones, el gobierno federal ha mantenido una postura abierta al diálogo. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha sostenido reuniones con organizaciones como Greenpeace y la Coalición Climática, explorando alternativas para garantizar la protección ambiental sin comprometer el desarrollo económico del país.

Impactos ambientales y la respuesta del gobierno

Los manifestantes señalaron que el gasoducto atravesaría montañas, bosques y desiertos, afectando diversas áreas naturales antes de llegar a Sonora, donde se planea la licuefacción de 2,800 millones de pies cúbicos de gas metano para su exportación a Asia. Esta actividad industrial, además de alterar el equilibrio del Golfo de California, podría impactar la calidad de vida de las comunidades pesqueras que dependen de este ecosistema.

Pablo Ramírez, de Greenpeace, destacó que la sociedad civil ha encontrado eco en el gobierno de Sheinbaum, quien ha manifestado en múltiples ocasiones su compromiso con el medio ambiente y el bienestar de las comunidades. Por su parte, la activista Claudia Campero mencionó que se están explorando mecanismos dentro del T-MEC que podrían frenar proyectos como Saguaro si se demuestra que generan un daño ambiental significativo.

Un país en transformación

México vive una nueva etapa en la que el desarrollo y el medio ambiente pueden ir de la mano. La administración de Claudia Sheinbaum ha reiterado su interés en potenciar energías limpias y sustentables, alineándose con los compromisos internacionales de protección ambiental.

El mensaje de la ciudadanía es claro: la preservación del Golfo de California es una prioridad, y el gobierno tiene en sus manos la oportunidad de demostrar que la transformación del país también implica un respeto irrestricto por la naturaleza y la vida.