Río Bravo al límite: Nuevo Laredo enfrenta riesgo de crisis hídrica

Nuevo Laredo, Tams.— En un llamado urgente a la conciencia colectiva, la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (COMAPA) de Nuevo Laredo alertó sobre el descenso crítico del nivel del río Bravo, principal fuente de abastecimiento de agua potable para la ciudad. Con apenas 47 centímetros de altura —tan solo 12 por encima del mínimo requerido para operar la Planta Centro— la situación amenaza con desencadenar una crisis hídrica sin precedentes en esta región fronteriza.

Este nivel del río, equivalente a un caudal de apenas 10 metros cúbicos por segundo, representa el mínimo indispensable para garantizar la operación de la planta potabilizadora que surte de agua a gran parte de la población. Aún sin llegar a la etapa más calurosa del año, el escenario ya es alarmante, advirtió COMAPA, pues el aumento sostenido en la demanda supera la capacidad del río para abastecer a la ciudad.

La situación se ha visto agravada por la prolongada sequía que azota a la región, lo que mantiene a Nuevo Laredo en semáforo rojo. La falta de lluvias y las altas temperaturas previstas para las próximas semanas podrían hacer descender aún más el nivel del río Bravo, comprometiendo seriamente el suministro y afectando a miles de hogares, comercios e industrias.

Además del impacto climático, la comisión señaló que el crecimiento demográfico y el uso inadecuado del recurso han intensificado el problema. La cultura del derroche, combinada con una infraestructura hidráulica exigida al límite, dibuja un panorama que exige acción inmediata.

Frente a este escenario, la COMAPA lanzó un enérgico llamado a la ciudadanía para adoptar medidas urgentes de ahorro y uso racional del agua. “Cada gota cuenta”, señalaron autoridades del organismo operador, al tiempo que invitaron a la población a reportar fugas, reutilizar el agua en actividades domésticas, reducir el uso en jardines y evitar el lavado de automóviles con mangueras.

La situación también representa una oportunidad para consolidar políticas públicas que fortalezcan la gestión sostenible del agua, fomenten la recolección de aguas pluviales, modernicen la red hidráulica y promuevan una educación ambiental desde todos los niveles.

El Gobierno de México, consciente de los retos del cambio climático y la escasez de recursos, ha establecido mecanismos de coordinación con entidades estatales y municipales para enfrentar emergencias hídricas. No obstante, la corresponsabilidad ciudadana sigue siendo clave para evitar que el abasto se convierta en una crisis irreversible.

El llamado es claro: la protección del río Bravo y el uso responsable del agua son una prioridad urgente. Con la participación de todos, Nuevo Laredo puede salir adelante, preservando el acceso equitativo a este recurso vital para las generaciones presentes y futuras.