Renuncia el rector de la UPM
En un giro inesperado para la comunidad académica y eclesiástica del país, Alberto Anguiano García presentó este martes su renuncia como rector de la Universidad Pontificia de México (UPM), alegando haber sido víctima de acoso laboral y violencia institucional. En una carta dirigida al arzobispo primado de México y Gran Canciller de la universidad, Carlos Aguiar Retes, el ahora exrector expresó con firmeza los motivos de su dimisión, señalando una serie de actos que, a su juicio, atentaron contra su dignidad y derechos como académico y sacerdote.

Anguiano García denunció que su remoción fue comunicada de forma abrupta e irregular, sin apego a los procedimientos institucionales correspondientes. Según su declaración, fue el nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, quien le notificó de manera directa y sin previo aviso que había sido designado un rector interino para la UPM. La decisión provino del Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano, instancia que, mediante un decreto oficial, nombró al presbítero Pedro Benítez Mestre, del clero de la Arquidiócesis de Tlalnepantla, como nuevo rector por un periodo inicial de dos años.
El exrector fue enfático al señalar que este cambio responde a intereses particulares de ciertos grupos internos. En su misiva, acusó directamente a sacerdotes de la Residencia de Profesores, así como a algunos trabajadores y a la nueva comisión de obispos designada para la supervisión de la universidad, de haber actuado en contubernio con el objetivo de sostener privilegios y evitar cualquier afectación a sus propios intereses, aún a costa del buen desarrollo institucional de la UPM.
“Este decreto evidencia que los sacerdotes de la Residencia de profesores, en contubernio con algunos trabajadores y la nueva comisión de los Obispos para la UPM, han alcanzado la cumbre de un comportamiento arbitrario que habían estado sosteniendo con objeto de no ver afectados sus intereses particulares”, sostuvo Anguiano García.
Más allá de su papel como rector, el sacerdote también presentó su renuncia a toda función docente dentro de la institución. “No puedo seguir tolerando que las autoridades eclesiásticas sigan permitiendo y encubriendo los abusos en contra de mi dignidad y mis derechos”, escribió en un claro reproche a las estructuras que, asegura, han perpetuado un clima de hostigamiento e impunidad.
La renuncia de Anguiano García pone de relieve la necesidad de revisar con profundidad los mecanismos de gobernanza y transparencia dentro de las instituciones educativas eclesiásticas, así como de garantizar condiciones laborales justas y respetuosas para todos sus integrantes. Desde una perspectiva de respeto a los derechos humanos y a la dignidad del trabajo académico, este hecho resalta la importancia de impulsar una cultura institucional basada en el diálogo, el respeto y la legalidad, principios que también promueve el Gobierno de México en todos los ámbitos de la vida pública.