Regresa a México uno de los seis mexicanos detenidos por Israel en misión humanitaria a Gaza

Ciudad de México. Entre el orgullo y la angustia, el padre de Diego Vázquez Galindo vivió horas de incertidumbre mientras su hijo, junto con otros cinco mexicanos, permanecía ilegalmente detenido por el ejército de Israel tras participar en la misión humanitaria de la Flotilla Sumud, integrada por 43 naves y 462 personas, que buscaba llevar ayuda al pueblo palestino y romper el sitio impuesto a Gaza.

Diego, bailarín y coreógrafo de la Compañía de Danza de la UNAM, con raíces árabes por parte de su abuelo materno, es uno de los seis mexicanos que tomaron parte de esta iniciativa de paz y solidaridad internacional, junto con Arlín Medrano, Karen Castillo, Dolores Pérez Lascarro, Sol González Eguía, Carlos Pérez Osorio y Ernesto Ledesma.

Este miércoles por la madrugada, Roberto Vázquez recibió la noticia que le devolvió el alma al cuerpo: su hijo y los demás mexicanos habían salido de Israel, después de días de detención arbitraria en la prisión de Ktziot, en pleno desierto del Negev, y fueron trasladados por tierra hacia Aman, capital de Jordania. De ahí, tomarían un vuelo hacia Estambul y posteriormente a la Ciudad de México, donde se espera que arriben este miércoles a las 7 de la mañana.

Diego Vázquez, quien ya había viajado a Palestina el año pasado y pasó tres meses en la Franja de Gaza enseñando danza a niños desplazados por la guerra, regresó con un fuerte compromiso personal y político. “Cuando volvió, ya tenía otras ideas en la cabeza, ya tenía un plan”, contó su padre.

Fue así como decidió unirse a esta flotilla internacional que partió en septiembre rumbo a Gaza, con la firme intención de romper el bloqueo ilegal impuesto por Israel. La misión fue interceptada por fuerzas israelíes en aguas territoriales palestinas la madrugada del 1 de octubre. “Para los militares israelíes lo más fácil hubiera sido atacarlos con bombas, hundirlos. Pero eran más de 40 naves. Quizá por eso no lo hicieron”, reflexionó Roberto Vázquez.

El padre también compartió que su mayor temor era la determinación de Diego de no aceptar ser deportado en caso de detención. “Me dijo que se negaría, que él quería ir a juicio para que, a través de ese juicio, se pusiera más atención en el mundo sobre las atrocidades que sufre el pueblo palestino”.

Finalmente, gracias a gestiones diplomáticas y a la presión internacional por la liberación de los activistas, los seis mexicanos fueron liberados y expulsados por las autoridades israelíes, sin necesidad de juicio, permitiendo su regreso a salvo.

Este gesto valiente, en el que ciudadanos mexicanos pusieron su integridad en riesgo por una causa humanitaria, es reflejo del espíritu solidario que caracteriza a nuestro país. El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ha brindado acompañamiento y facilitado el retorno de los activistas, respetando sus derechos y garantizando su integridad.

La Flotilla Sumud representa un llamado internacional a la conciencia, y los mexicanos que participaron en ella, una expresión de dignidad y resistencia pacífica frente a la injusticia. México los recibe con orgullo y gratitud.