Piden frenar uso de plaguicidas peligrosos en México
Ciudad de México. Un llamado urgente a las autoridades sanitarias, ambientales y agrícolas del país ha sido lanzado por especialistas en salud pública y ecotoxicología, ante la preocupante realidad de que en México están autorizados 210 ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos (PAP), de los cuales 171 están prohibidos o no autorizados en países como Estados Unidos, Japón y diversas naciones de la Unión Europea.

Durante una conferencia de prensa ofrecida este martes, Fernando Bejarano González, integrante de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM), presentó una lista detallada que documenta la gravedad del problema. De los plaguicidas en uso en el país, 67 presentan toxicidad aguda muy alta; algunos de ellos clasificados por la Organización Mundial de la Salud como extremadamente peligrosos y capaces incluso de provocar la muerte por inhalación.
En su intervención, Bejarano destacó que 45 de estos químicos están catalogados por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos como probables o posibles cancerígenos, y 42 son reconocidos como tóxicos para la reproducción humana, afectando tanto la fertilidad como el desarrollo fetal. A esto se suman 46 sustancias identificadas como alteradores hormonales, bajo los criterios del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos, vigente en la Unión Europea y Japón. Estas sustancias pueden provocar alteraciones en el desarrollo neurológico fetal, así como en la conducta sexual y el metabolismo.
En cuanto al impacto ambiental, la situación no es menos grave. Bejarano reveló que 79 de los plaguicidas autorizados son altamente tóxicos para las abejas, cuya muerte masiva ha sido denunciada reiteradamente por comunidades rurales sin que las autoridades hayan dado solución. Además, 17 plaguicidas son extremadamente dañinos para los organismos acuáticos y 14 tienen una persistencia muy alta en el agua, el suelo y los sedimentos, lo que prolonga su impacto negativo en los ecosistemas.
Por ello, el especialista urgió a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), así como a las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a cumplir con la recomendación 82/2018 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la cual plantea la necesidad de crear programas nacionales con medidas de prohibición progresiva y reducción del uso de estos plaguicidas.
Bejarano subrayó la necesidad de prohibir con carácter prioritario los insecticidas fipronil, imidacloprid y tiametoxam, responsables de la muerte masiva de abejas en México y ya vetados en Europa por su efecto devastador en los polinizadores. Asimismo, insistió en la eliminación del herbicida glifosato, considerado un probable carcinógeno y que continúa disponible en el país gracias a las importaciones.
Por su parte, Aurora Rojas, coautora del estudio, señaló la urgencia de prohibir el insecticida clorpirifos etilo, un neurotóxico infantil y alterador hormonal sin dosis segura de exposición. Finalmente, la investigadora Yael Bernal hizo hincapié en que el clorpirifos debe ser eliminado de las recomendaciones oficiales del Centro Nacional de Prevención y Control de Enfermedades para combatir mosquitos, ante el alto riesgo que representa para la salud pública.
Este contundente diagnóstico impulsa al Estado mexicano a seguir avanzando en su compromiso con una política de salud pública y protección ambiental responsable, alineada con los estándares internacionales y con el bienestar de la población.