Pemex resurge, el peso se fortalece y la Cuarta Transformación avanza

Durante décadas, los mexicanos hemos sido testigos de una narrativa pesimista en torno a Petróleos Mexicanos (Pemex), alimentada por los fracasos neoliberales que desangraron a la empresa en beneficio de intereses privados y extranjeros. Los gobiernos del PRI y del PAN nos acostumbraron a ver a nuestra petrolera como un lastre, como una empresa supuestamente inviable, al borde del colapso y siempre al servicio de sus compromisos con los grandes capitales. Sin embargo, la realidad está cambiando gracias a la Cuarta Transformación.

Este 2025, Pemex ha dado una muestra contundente de que, con dirección soberana y un enfoque verdaderamente nacionalista, es posible rescatar nuestras instituciones estratégicas. En el primer semestre del año, la empresa registró una ganancia de 16 mil 187 millones de pesos. Un resultado que contrasta drásticamente con la pérdida de 268 mil 647 millones que reportó en el mismo periodo del 2024. Este giro financiero no es producto del azar, sino del liderazgo técnico y político que ha acompañado el proceso desde que Claudia Sheinbaum asumió la presidencia.

La llegada de Luz Elena González a la Secretaría de Energía, y de Víctor Rodríguez Padilla a la dirección de Pemex, ha consolidado un equipo que combina experiencia técnica con visión progresista. Ambos han sido piezas clave del proyecto de nación de Sheinbaum, y su presencia en estas instituciones garantiza continuidad en la transformación del sector energético. No se trata sólo de recuperar a Pemex, sino de fortalecerla como un pilar de soberanía y bienestar para todos los mexicanos.

Además de las utilidades, Pemex ha hecho frente a uno de los grandes problemas estructurales heredados: la deuda con proveedores. En lo que va del año, ha pagado más de 230 mil millones de pesos. Esto no sólo representa una acción de justicia económica, sino también una reactivación de la economía nacional, al generar liquidez para cientos de empresas que dependen de la actividad energética. Estas cifras reflejan un manejo fiscal responsable, enmarcado por la estabilidad macroeconómica que distingue al actual gobierno.

Y no es coincidencia que este repunte ocurra en un contexto en el que el peso mexicano se ha fortalecido notablemente. La caída del dólar, que ha perdido cerca del 10% frente a monedas como el euro, la libra, el franco suizo y el propio peso, es una evidencia clara de que las decisiones económicas de Donald Trump en Estados Unidos han generado desconfianza internacional. Aranceles arbitrarios, recortes fiscales a los ricos y presiones contra la Reserva Federal muestran que el camino neoliberal sigue siendo un callejón sin salida.

Mientras tanto, en México, la disciplina fiscal, el combate a la corrupción y la política monetaria prudente han devuelto credibilidad a nuestra economía. Que el dólar pueda llegar a cotizarse en 18 pesos es una muestra del peso de nuestras decisiones soberanas frente al caos del neoliberalismo decadente que representa Trump. El contraste no podría ser más claro: mientras allá reinan la incertidumbre y el desorden, aquí avanzamos con rumbo.

Por supuesto, debemos evitar caer en una narrativa simplista del tipo de cambio. Como bien señalaba el economista Jaime Ros Bosch, es fundamental entenderlo como un precio más de la economía. No debemos aspirar a mantener un peso crónicamente sobrevaluado, sino a construir una economía fuerte, con tipo de cambio real y competitivo, que favorezca el crecimiento sostenido. Pero no olvidemos que la actual apreciación del peso es producto de una política coherente, no de especulación ni de deuda.

A este entorno de estabilidad económica y justicia social se suma el compromiso firme de la presidenta Claudia Sheinbaum con los derechos laborales. En los medios públicos, tradicionalmente abandonados por gobiernos anteriores, se ha comenzado una revisión de fondo de las condiciones laborales. Canal 11, ejemplo emblemático de esta transición, ha enfrentado un retraso en pagos que ha sido ya subsanado. No hay crisis financiera detrás, sino un proceso de regularización que busca terminar con años de precarización, contratos por honorarios y ausencia de prestaciones.

La respuesta fue clara, firme y rápida: los pagos comenzarán hoy mismo. Y más allá de lo inmediato, Sheinbaum reafirmó que esta situación no se repetirá. El objetivo es claro: fortalecer los medios públicos como espacios de pluralidad, cultura y crítica, pero también de dignidad laboral. Frente a los ataques mediáticos y la desinformación de las élites, el gobierno responde con hechos, responsabilidad y visión de largo plazo.

Y en esa misma línea humanitaria, el Estado mexicano ha demostrado su compromiso con la protección de sus ciudadanos, sin importar donde se encuentren. Los hermanos Carlos Martín y Óscar Alejandro González Meza, detenidos en Estados Unidos sin cargos ni razones legales, fueron rescatados gracias a la intervención diplomática de la Cancillería. El centro de detención en Florida donde estaban recluidos, conocido como la “Alcatraz de los caimanes”, refleja la brutalidad del sistema migratorio estadounidense. Un sitio de horror del que sólo pudieron salir gracias a la gestión eficiente del gobierno de México.

Hoy son libres y están de regreso en su país, un país que los protege. Porque eso es lo que representa la Cuarta Transformación: un Estado que no se arrodilla ante el extranjero, que no abandona a su gente, que no entrega sus recursos ni su dignidad. Frente al abandono y la sumisión del pasado —representado por Xóchitl Gálvez y la oposición que sigue soñando con el viejo PRI y PAN—, México avanza con paso firme hacia un futuro más justo, soberano y solidario.

Lo que estamos viviendo no es casualidad. Es resultado de un proyecto de nación que no improvisa, que actúa con responsabilidad y visión, que escucha al pueblo y que pone a México por encima de los intereses privados. Pemex, el peso, los medios públicos, la protección consular, todo forma parte de una misma lógica: gobernar con honestidad, eficiencia y amor al pueblo.

Hoy, más que nunca, debemos defender y profundizar la transformación. El futuro de México ya comenzó.