Patos migratorios eligen San Cristóbal para el invierno
Cada año, entre 300 y 400 patos migratorios procedentes del norte de Estados Unidos eligen los humedales de San Cristóbal como su destino para pasar el invierno, según el biólogo Manuel Lemus Kourchenko, director del Instituto para el Desarrollo Humano, Espacios y Conectividad, A. C., especializado en la observación de aves y la preservación de especies en peligro de extinción.
Estos patos, que siguen una migración que abarca de 10,000 a 12,000 kilómetros anualmente, pertenecen principalmente a dos especies: la cerceta aliazul (Spatula Discors), conocida también como pato media luna, que conforma la mayoría de la población, y el pato cuchara (Spatula clypeata), que se destaca por la vistosa cabeza verde de los machos.
Los patos migratorios son un espectáculo cotidiano en los humedales de San Cristóbal, donde pueden ser observados al amanecer y al atardecer, en lugares como las lagunas de Chapultepec y de la Kist, así como en diversos espacios de los humedales de María Eugenia.
Estas aves viajan desde el norte de Estados Unidos para pasar aproximadamente seis meses en la zona cálida y tropical del sureste de México, evitando los lagos congelados del norte durante el invierno. El proceso de migración es ancestral, y los patos se congregan en diversos cuerpos de agua en la región.
El director del instituto destacó que, lamentablemente, la degradación de los humedales afecta la llegada de estas aves migratorias. Si no se hubieran deteriorado, la población de patos en San Cristóbal sería aún mayor. La preservación de estos espacios naturales es esencial para mantener esta migración anual y la biodiversidad de la región.