Oposición en México: Entre la desesperación y la Incoherencia en su carrera hacia 2024

Los tropiezos de la oposición, aparentemente carente de conocimiento político y bastante ineficaz, exponen su incompetencia y deficiencias a través de la figura que han presentado como su principal candidata presidencial para 2024.

Protegida por Vicente Fox y su imitación, la ineptitud de Doña X se hace evidente en cada uno de sus discursos, siendo tan poco carismática como los comentarios de Fox. Su uso de un lenguaje vulgar resulta repulsivo, al igual que las palabras de Fox, y sus intentos de empatizar con los menos privilegiados usando huipiles como un disfraz se asemejan a los intentos de Fox de parecer cercano a la gente.

Sin embargo, es en el fondo donde se revela la verdadera falta de sustancia en la candidatura de Doña X. Sus esfuerzos por presentarse como una candidata sólida, con un plan de país detallado, soluciones para los problemas de México y una ideología definida, muestran su incapacidad para desarrollar estos aspectos en tan poco tiempo. Hasta hace poco, Doña X no era más que una figura de protesta sin talento ni gracia.

La desesperación de la oposición se hace evidente en su reacción impulsiva contra el presidente, sin un análisis adecuado. Los partidos tradicionales, como el PRI y el PRD, buscan desesperadamente recuperar influencia, mientras que Claudio X intenta encontrar un propósito en su vida. La oposición en su conjunto parece estar intoxicada por una bebida de baja calidad conocida como “marranilla”.

El Frente, enfrentando su propia crisis, continúa apostando por una candidata que carece de experiencia y coherencia en sus palabras y acciones, en lugar de figuras más racionales como Beatriz Paredes. Claudio X utiliza a Doña X como su títere, tratando de restaurar un sistema en el que “el que paga manda”, aunque los datos no respaldan esta afirmación. México ha cambiado en los últimos cinco años.

La oposición, inmersa en su embriaguez, busca desacreditar las políticas del presidente sin evidencia sólida. También critican la educación y los libros de texto, y exageran situaciones como un chiste inofensivo de AMLO sobre jóvenes desaparecidos. La iglesia católica se une a la crítica, acusando de ideologización a los nuevos libros de texto, mientras ellos mismos promueven su propia ideología.

Intelectuales autodenominados, bajo la influencia de la marranilla, se burlan de políticas basadas en evidencia científica, como los ideólogos del Frente, Gurría y Cabeza de Vaca.

La oposición parece vivir en un mundo ajeno a México, tratando de atraer a las personas más influenciables y elitistas. Su aversión hacia un Estado que trabaje para ricos y pobres, que atienda a los grupos vulnerables y que busque mejorar la educación y dignificar a las comunidades indígenas es evidente. En su deseo de restaurar la seguridad calderonista, incluso consideran liberar a García Luna. La oposición parece estar bajo la influencia de sustancias más allá del alcohol.

La oposición se reúne como comparsa en el aquelarre de Doña X, siguiendo su retórica divisiva. Doña X no ha aclarado los supuestos conflictos de interés en su empresa ni ha presentado una visión coherente de seguridad o economía. Claudio X no puede fundamentar su elección de ideólogos y parece ignorar la evidencia y el método científico.

La oposición parece vivir en un mundo donde los estereotipos sobre el sur de México prevalecen. Desconocen las riquezas culturales y naturales del sur y su importancia en la historia del país. Los pueblos indígenas aportan valores como la comunidad y el respeto por la naturaleza, pero la oposición perpetúa estereotipos y se aferra a visiones coloniales obsoletas.

En resumen, la oposición se hunde cada vez más en su propia incoherencia y desesperación, mientras que Doña X y Claudio X intentan mantenerse relevantes sin un fundamento sólido. La crítica vacía y los estereotipos sobre el sur de México solo demuestran la falta de comprensión de la realidad del país por parte de la oposición.