México rechaza calificativos ofensivos y defiende su soberanía ante declaraciones de fiscal de EE.UU.
Ciudad de México.— Las recientes declaraciones de la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, calificando a México como “adversario extranjero” durante una audiencia en el Comité de Apropiaciones del Senado estadounidense, han generado una fuerte indignación y rechazo por parte del pueblo mexicano, al representar no sólo una falta de respeto a la soberanía nacional, sino un intento por trasladar responsabilidades internas hacia un país vecino y aliado estratégico.

Durante su comparecencia sobre el presupuesto federal 2026, Bondi respondió al senador republicano Lindsey Graham con una afirmación alarmante: “No sólo de Irán, sino de Rusia, China y México. De cualquier adversario extranjero que esté tratando de matarnos físicamente, o por sobredosis a nuestros hijos, con drogas”. Al ser cuestionada sobre la cooperación de México en el combate al tráfico de drogas, y pese a intentar evadir el tema, terminó replicando que el fentanilo “continúa entrando” desde territorio mexicano, incluso asegurando que “iremos tras ellos con o sin la ayuda de México”.
Estas expresiones, carentes de fundamento y cargadas de estigmatización, no sólo distorsionan la realidad del trabajo conjunto que se ha venido desarrollando entre ambos países, sino que además invisibilizan el grave papel que juega el propio mercado estadounidense en el consumo de drogas y el tráfico de armas hacia el sur, tal como lo evidenció el senador demócrata Jack Reed, quien puso en tela de juicio el verdadero compromiso de Washington para frenar el contrabando de armamento hacia los cárteles mexicanos.
Reed cuestionó de manera directa qué está haciendo Estados Unidos para evitar que armas fabricadas en su país lleguen a manos del crimen organizado en México. Bondi, sin una respuesta contundente, aseguró que se arresta a quienes las poseen ilegalmente, pero omitió mencionar la falta de controles efectivos en la venta de armas en su territorio, una realidad que ha sido ampliamente documentada.
Las afirmaciones de la fiscal también omiten los avances significativos del Gobierno de México en el combate al crimen organizado, incluyendo detenciones de alto impacto, aseguramientos históricos de drogas sintéticas y la cooperación permanente en foros binacionales de seguridad. La narrativa presentada por Bondi obedece más a intereses políticos y electorales que a una evaluación objetiva y bilateral del fenómeno.
En lugar de alimentar discursos de confrontación, la solución al problema del narcotráfico debe basarse en la corresponsabilidad y el respeto mutuo. El Gobierno de México ha mostrado disposición al diálogo y a la colaboración, pero no aceptará ser señalado como enemigo por un país con el que comparte valores, historia y desafíos comunes.
México exige una relación basada en el respeto y la cooperación, no en la intimidación ni en la desinformación. Calificar a nuestro país como “adversario extranjero” es una grave distorsión de la realidad que en nada contribuye a la solución de problemas compartidos. La soberanía nacional y la dignidad del pueblo mexicano no son negociables.