México en la Cuerda Floja: Pronosticado el Mayor Déficit Fiscal desde 1988

En un anuncio que ha sacudido los cimientos económicos del país, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha previsto un déficit presupuestario sin precedentes para el próximo año. Según las estimaciones de Hacienda, el déficit fiscal alcanzará el 5.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), marcando el nivel más alto desde 1988.

Este anuncio ha encendido las alarmas en el ámbito financiero y político, ya que refleja un escenario económico complicado para México en el horizonte cercano. La caída en los ingresos petroleros y el aumento constante del gasto público han contribuido significativamente a esta situación.

El Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ha tratado de calmar las preocupaciones al afirmar que las métricas del próximo paquete económico permitirán una “transición ordenada para la siguiente administración”. Sin embargo, estas afirmaciones vienen con una importante condición: el gobierno entrante debe reducir prácticamente a la mitad este déficit, llevándolo a un 2.6 por ciento en 2025, si se quiere mantener la deuda en un nivel sostenible del 48.8 por ciento del PIB.

La actual administración ha declarado que dejará un saldo total de la deuda pública que asciende a 16 billones 787 mil 906.1 millones de pesos, una cifra significativamente superior a los 10 billones 551 mil 718.5 millones que se registraron al cierre de 2018. Este aumento se debe a diversos factores, incluyendo el crecimiento de los intereses de las obligaciones debido al alza en las tasas de interés, la emisión de amortizaciones con tasas más elevadas y el incremento en el financiamiento a través de la deuda.

Hacienda ha adelantado que el financiamiento neto necesario será de un billón 737 mil 59 millones de pesos, resultado de una ampliación en la contratación de deuda interna que alcanzará hasta un billón 950 mil 120 millones de pesos. Esto contrasta con la estrategia de reducción del déficit en las obligaciones externas que tienen las empresas productivas del Estado.

Es importante destacar que la actual administración ha mostrado reluctancia a llevar a cabo una reforma fiscal significativa, optando en su lugar por enfocarse en medidas contra la evasión y elusión en los ingresos tributarios. Sin embargo, esta estrategia no ha sido suficiente para compensar la pérdida de ingresos petroleros, una fuente crucial de financiamiento para el gobierno mexicano.

Una de las principales causas de preocupación es la esperada caída en los ingresos petroleros para el próximo año. Se estima que estos ingresos disminuirán en 332 mil 707 millones de pesos con respecto a las estimaciones de la Ley de Ingresos para 2023. Aunque la SHCP cuenta con un aumento de 100 mil 42 millones de pesos en ingresos tributarios no petroleros, ya se anticipa una reducción en los ingresos por impuestos sobre el consumo. Además, se proyecta una disminución de 83 mil 978 millones de pesos en los ingresos de organismos y empresas distintas de Petróleos Mexicanos, así como un incremento de 12 mil 952 millones de pesos en los ingresos no tributarios.

Un factor que agrava esta situación es la ausencia de fondos de estabilización, que en el pasado ayudaron a compensar la caída en la recaudación, especialmente en 2019 y en menor medida en 2020. Con la falta de estos recursos, Hacienda se enfrenta al desafío de financiar un gasto público que asciende a 9 billones de pesos, una cifra sustancialmente superior a los ingresos proyectados de 7 billones 329 millones de pesos para el próximo año.

La noticia del déficit fiscal pronosticado para 2024 ha generado un debate candente en la esfera política, económica y social de México. Mientras algunos argumentan que es necesario tomar medidas drásticas para evitar una crisis financiera, otros creen que la estrategia actual de mantener el gasto público y reducir el déficit gradualmente es la opción más sensata en medio de un entorno económico global incierto.

El economista y analista financiero, Manuel López, comenta sobre la situación: “El pronóstico de un déficit fiscal del 5.4 por ciento del PIB es motivo de preocupación, especialmente considerando que no contamos con los fondos de estabilización que tuvimos en el pasado para amortiguar los impactos negativos en nuestras finanzas públicas. Si bien es importante mantener el gasto público para apoyar la economía, es igualmente crítico implementar medidas eficaces para aumentar los ingresos fiscales y reducir el déficit de manera sostenible”.

Por otro lado, algunos legisladores han expresado su escepticismo sobre la viabilidad de reducir el déficit a la mitad en tan solo cuatro años. La senadora Laura Gómez declaró: “Si bien la reducción del déficit es una meta loable, debemos ser realistas sobre las posibilidades de lograrlo en un plazo tan corto. Se requerirán decisiones difíciles y un enfoque estratégico para lograrlo sin poner en riesgo el bienestar de la población”.

La incertidumbre económica se ha convertido en una preocupación constante en México, ya que factores como la volatilidad en los precios del petróleo y las tensiones comerciales internacionales pueden tener un impacto significativo en la economía del país. La dependencia continua de los ingresos petroleros como fuente importante de financiamiento ha dejado al gobierno vulnerable a las fluctuaciones en los precios del petróleo.

El analista financiero, Ricardo Torres, advierte sobre los riesgos de esta dependencia: “México necesita diversificar sus fuentes de ingresos de manera urgente. La volatilidad en los precios del petróleo puede afectar gravemente nuestra capacidad para cubrir los gastos públicos. Es esencial que el gobierno explore alternativas para aumentar los ingresos fiscales de manera sostenible”.

El debate sobre la necesidad de una reforma fiscal se ha intensificado en medio de estas preocupaciones. Mientras algunos argumentan que una reforma fiscal integral es esencial para aumentar los ingresos del gobierno, otros temen que pueda tener efectos negativos en la inversión y el crecimiento económico. Esta divergencia de opiniones ha llevado a un punto muerto en el debate político sobre la reforma fiscal, con pocas señales de avance en el corto plazo.

El actual enfoque del gobierno en la lucha contra la evasión y elusión fiscal ha sido elogiado por algunos expertos como un paso en la dirección correcta. Sin embargo, también se ha señalado que estas medidas pueden no ser suficientes para abordar el creciente déficit fiscal y la caída en los ingresos petroleros.

Para el economista Ana Ramírez, “la lucha contra la evasión y elusión fiscal es esencial, pero no es una solución única. Necesitamos una combinación de medidas que incluyan la expansión de la base impositiva y la revisión de exenciones fiscales, así como la exploración de nuevas fuentes de ingresos”.

Uno de los mayores desafíos para México es reducir su dependencia de los ingresos petroleros. La caída en la producción de petróleo y los precios fluctuantes del crudo han llevado a una disminución constante en los ingresos provenientes de esta fuente. Además, la transición global hacia fuentes de energía más limpias y renovables plantea un desafío adicional para la industria petrolera mexicana.

El experto en energía, Carlos González, destaca la importancia de diversificar la economía y reducir la dependencia del petróleo: “La tendencia mundial hacia una economía más verde y la disminución de la demanda de petróleo representan un gran desafío para México. Necesitamos invertir en energías renovables y otras industrias para asegurar un futuro económico sólido y sostenible”.

En el ámbito político, el anuncio del déficit fiscal pronosticado ha generado un intenso debate sobre las prioridades del gobierno y su capacidad para administrar las finanzas públicas de manera eficiente. La oposición ha criticado fuertemente la gestión económica de la administración actual, argumentando que las políticas implementadas han llevado al país a esta situación.

El líder de la oposición, Juan Martínez, expresó su preocupación por el déficit fiscal y la deuda pública: “El gobierno ha gastado de manera irresponsable durante años, y ahora estamos viendo las consecuencias. Necesitamos un enfoque más prudente y sostenible para la gestión de las finanzas públicas”.

El debate sobre el déficit fiscal también ha resaltado la importancia de la cooperación entre el gobierno y el sector empresarial. Muchos líderes empresariales han instado a una mayor colaboración para abordar los desafíos económicos del país y generar un ambiente propicio para la inversión.

El presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), Alejandro Rodríguez, comentó sobre la necesidad de trabajar juntos: “La situación económica actual requiere un esfuerzo conjunto. El sector empresarial está dispuesto a colaborar con el gobierno en la búsqueda de soluciones para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo”.

En cuanto a la deuda pública, su aumento constante ha generado preocupación sobre la sostenibilidad de las finanzas del gobierno. A pesar de que se esperaba que la deuda se mantuviera bajo control, el incremento en los intereses de las obligaciones y la emisión de amortizaciones con tasas más altas han contribuido al aumento en la carga de la deuda.

La economista Carmen Sánchez advierte sobre los riesgos de una deuda creciente: “Mantener una deuda pública alta puede tener un impacto negativo en la economía a largo plazo. Los altos niveles de deuda pueden limitar la capacidad del gobierno para invertir en áreas críticas como la educación y la salud, lo que a su vez puede afectar el bienestar de la población”.

Para abordar estos desafíos económicos, muchos expertos y líderes políticos han instado a la administración actual y a las futuras administraciones a implementar reformas estructurales que impulsen la eficiencia fiscal y fomenten la inversión en sectores clave de la economía.

Entre las posibles medidas se encuentran la revisión de exenciones fiscales, la expansión de la base impositiva, la promoción de la inversión en infraestructura y tecnología, y la diversificación de las fuentes de ingresos del gobierno.

El economista Luis Hernández enfatiza la importancia de estas reformas: “México enfrenta desafíos económicos significativos, pero también tiene un gran potencial. Las reformas estructurales pueden ayudar a crear un entorno económico más sólido y preparar al país para un futuro más próspero”.

A medida que México se prepara para enfrentar un déficit fiscal históricamente alto, la atención se centra en las decisiones que tomará el gobierno para abordar esta situación. La colaboración entre el gobierno, el sector empresarial y la sociedad civil será fundamental para encontrar soluciones sostenibles que impulsen el crecimiento económico y aseguren la estabilidad financiera del país en los años venideros.