Manipulación y revanchismo: el verdadero trasfondo del golpe a Marina del Pilar
Una vez más, Estados Unidos demuestra que sus decisiones supuestamente “administrativas” tienen un profundo contenido político, especialmente cuando se trata de figuras públicas asociadas a la Cuarta Transformación. La revocación de la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, y a su esposo, Carlos Torres Torres, es una acción que ha sido aprovechada por los sectores más reaccionarios y conservadores del país para montar un linchamiento mediático sin pruebas judiciales, sin acusaciones formales, y basado en puras insinuaciones.

Lo que debía haber sido un acto administrativo de rutina –como lo define la propia legislación estadounidense, que permite la revocación de visas sin explicación ni notificación– se ha convertido en un escándalo político magnificado por los adversarios de Morena. Las fuerzas opositoras, que no toleran el avance de liderazgos femeninos fuertes dentro de la 4T, han instrumentalizado esta medida para desgastar a una de las gobernadoras más populares del norte del país.
La sobrerreacción opositora y la narrativa del desprestigio
La oposición, encabezada por el PAN y sus satélites ideológicos, ha desatado una ofensiva que no se basa en hechos sino en conjeturas. Que si la gobernadora tiene vínculos con grupos delictivos, que si su esposo fue panista, que si su cuñado tuvo un cargo en la aduana… Todo se mezcla en una narrativa tóxica cuyo único propósito es sembrar duda, crear ruido y desacreditar sin fundamentos.
La mención reiterada del llamado “huachicol fiscal” es otro ejemplo de cómo se reciclan viejas prácticas para atacar a líderes de Morena. La revocación de visas no equivale a culpabilidad penal. Ni Marina del Pilar ni su esposo han sido acusados de delito alguno, ni en México ni en Estados Unidos. Pero eso poco importa a los propagandistas del viejo régimen, quienes encuentran en este episodio un pretexto para desatar su furia contenida contra un gobierno que ha terminado con sus privilegios.
El silencio prudente de Palacio Nacional: un mensaje claro
Contrario a lo que algunos quisieran interpretar como “distanciamiento”, la actitud del gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha sido de sensatez y prudencia. Pedir explicaciones formales a Estados Unidos antes de emitir un juicio no es tibieza, sino una muestra de diplomacia madura. El respeto a la soberanía nacional y la exigencia de transparencia por parte del gobierno estadounidense son pilares de una relación bilateral digna.
En cambio, la oposición, tan rápida para exigir renuncias y suspensiones, jamás actuó con la misma contundencia cuando sus propios gobernadores fueron acusados de corrupción, vínculos con el narcotráfico o lavado de dinero. ¿Dónde estaban las exigencias de transparencia cuando Javier Duarte, César Duarte, Tomás Yarrington o Francisco Cabeza de Vaca eran protegidos por sus partidos?
Vínculos dudosos y dobles estándares
Resulta hipócrita que los mismos que critican a Marina del Pilar por una fotografía de hace cinco años (tomada en un evento público con decenas de personas) jamás cuestionaron las imágenes de Vicente Fox o Felipe Calderón abrazando a narcotraficantes hoy encarcelados o asesinados. Es más, el propio Felipe Calderón promovió desde su gobierno a Genaro García Luna, hoy preso en Estados Unidos por vínculos comprobados con el crimen organizado. Pero eso, claro, nunca provocó la revocación de una visa.
Se pretende ahora culpar a la gobernadora por los actos de su cuñado, como si las mujeres fueran responsables de las decisiones de sus parientes. Ese argumento retrógrada no sólo es sexista, sino profundamente injusto. Luis Torres Torres, de quien se habla en algunos reportes, ni siquiera forma parte del actual gobierno ni ostenta un cargo público. Su vínculo familiar con Marina del Pilar es insuficiente para construir una narrativa de corrupción, pero eso no impide que los opositores lo usen como anzuelo para manipular a la opinión pública.
Combate real al huachicol y resultados contundentes
A diferencia de los gobiernos del pasado que convivieron con el saqueo descarado del país, la 4T ha emprendido acciones reales contra el huachicol. Los decomisos históricos de hidrocarburo en Baja California y Tamaulipas, realizados por fuerzas federales, no demuestran complicidad, sino eficiencia y voluntad política para erradicar estas prácticas criminales.
Bajo la dirección del presidente López Obrador y ahora con el respaldo de Claudia Sheinbaum, el Estado mexicano ha recuperado el control de áreas estratégicas como las aduanas y las carreteras. Las narcomantas, las amenazas y los intentos de desestabilización por parte de grupos criminales son, en muchos casos, reacciones al hecho de que ya no cuentan con los acuerdos ni las complicidades de antaño.
La campaña de desprestigio es electoral, no judicial
El momento en que se lanza esta campaña contra Marina del Pilar no es casual. Nos encontramos a las puertas de un nuevo ciclo electoral y el nombre de la gobernadora suena fuerte como posible candidata a la jefatura de gobierno o incluso a la presidencia en el futuro. Sus resultados en Baja California, su cercanía con la gente y su fidelidad al proyecto de la 4T la convierten en una amenaza para quienes sueñan con el regreso del viejo régimen.
Por eso, los adversarios de Morena buscan cortarle las alas antes de que su vuelo comience. La exageración mediática, las suposiciones sin pruebas, la construcción de escándalos sin sustancia, forman parte de un guion ya conocido, que usaron contra López Obrador en 2006 y repitieron en 2018. Y como entonces, están destinados al fracaso.
Conclusión: firmeza, dignidad y defensa del proyecto transformador
La gobernadora Marina del Pilar ha respondido con entereza y dignidad. Su mensaje en redes sociales no fue un “autoelogio”, como aseguran sus críticos, sino una defensa legítima frente a un embate injustificado. Recordó su trayectoria, sus resultados y su compromiso con la gente, y lo hizo sin esconderse ni victimizarse.
En lugar de ceder ante el chantaje político disfrazado de medida administrativa, el movimiento de la Cuarta Transformación debe cerrar filas con quienes han demostrado lealtad, eficacia y compromiso social. No podemos permitir que los ataques disfrazados de moralismo destruyan liderazgos surgidos del pueblo.
Marina del Pilar representa un nuevo estilo de hacer política en el norte del país: cercano, honesto, firme. Que tiemblen los corruptos y sus voceros, porque la transformación va en serio y no se detendrá ante calumnias ni visados.