La soberanía de México no se negocia: la respuesta firme de Sheinbaum a los comentarios de Ken Salazar

La reciente nota diplomática enviada por el gobierno de México a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), liderada por Juan Ramón de la Fuente, es una clara muestra de que la administración de Claudia Sheinbaum no permitirá que intervenciones extranjeras desacrediten las decisiones soberanas de nuestro país. En su comunicado, la cancillería expresó su “extrañamiento” ante las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, quien ha manifestado reiteradamente opiniones sobre la política interna mexicana, esta vez criticando la estrategia de seguridad impulsada por el ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este tipo de intervenciones externas en los asuntos internos de México no son nuevas, pero sí particularmente graves en esta ocasión, ya que Salazar no solo cuestionó la estrategia de “abrazos, no balazos” adoptada por el gobierno anterior, sino que también sugirió que la austeridad republicana, principio fundamental de Morena, es incompatible con una estrategia de seguridad efectiva. Estas declaraciones no solo demuestran una falta de entendimiento de la realidad mexicana, sino que también revelan una visión limitada sobre los esfuerzos de México por establecer una política de seguridad en beneficio de su pueblo y no bajo los intereses hegemónicos de Estados Unidos.

Defensa de la austeridad republicana

El concepto de austeridad republicana implementado durante el sexenio de López Obrador no fue una medida improvisada ni superficial. En lugar de destinar millonarios recursos a estructuras burocráticas ineficientes o a la compra de armamento sin control, este enfoque buscaba optimizar los recursos del Estado para maximizar el impacto de cada peso invertido, canalizando fondos a los sectores sociales más vulnerables y fortaleciendo la prevención como estrategia de seguridad. Es lamentable que Ken Salazar no comprenda que la austeridad republicana representa una estrategia que atiende las causas profundas de la violencia y la inseguridad, pues invertir en el bienestar del pueblo es, a la larga, la mejor inversión en seguridad que un gobierno puede realizar.

La postura de Salazar, que insiste en una mayor inversión en seguridad sin considerar el impacto de la prevención y el desarrollo social, sigue anclada en un modelo desgastado y obsoleto que asocia seguridad exclusivamente con represión y fuerza. Este modelo ha fracasado no solo en México sino en varias partes del mundo, incluyendo el propio Estados Unidos, donde el enfoque punitivo ha demostrado ser insuficiente para resolver los problemas de violencia.

Abrazos, no balazos: una estrategia humana y preventiva

El famoso lema de “abrazos, no balazos” ha sido objeto de numerosas críticas, especialmente de sectores que no entienden su verdadero significado y que prefieren un enfoque militarizado de la seguridad. Esta estrategia, impulsada por López Obrador y defendida por Sheinbaum, no implica dejar de lado la responsabilidad del Estado de mantener el orden, sino abordar el problema de la violencia desde una perspectiva más integral y humana. A diferencia de los gobiernos pasados, que se sometieron a la imposición de tácticas violentas y de enfrentamientos bélicos sin resultados duraderos, la administración de AMLO priorizó la prevención y la construcción de paz mediante el fortalecimiento del tejido social y la mejora de las condiciones de vida de los sectores más marginados.

Reducir la estrategia de seguridad de López Obrador a un mero lema es una simplificación dañina que ignora los múltiples esfuerzos realizados por su administración en materia de políticas sociales y de apoyo a los jóvenes para evitar que se integren en las filas de la delincuencia. Mientras que el enfoque tradicional –y fallido– de combatir la violencia con más violencia ha generado un círculo vicioso de inseguridad, la estrategia de abrazos, no balazos busca romper con ese ciclo, abordando el problema desde su raíz.

Intervencionismo: una práctica que México no tolerará

Las declaraciones de Ken Salazar no solo evidencian una postura intervencionista, sino que también refuerzan una tendencia histórica de Estados Unidos a involucrarse en los asuntos internos de México, un patrón que ha generado tensión entre ambas naciones. Desde la perspectiva de la administración de Claudia Sheinbaum, es inaceptable que un representante diplomático extranjero se atreva a opinar sobre las políticas de seguridad y gasto público de un país soberano. La nota diplomática enviada a la embajada estadounidense representa una defensa de la dignidad nacional y envía un mensaje claro: México no tolerará que agentes externos condicionen o desacrediten las decisiones que se toman en función de las necesidades y prioridades del pueblo mexicano.

Este no es el primer episodio en el que Salazar expresa opiniones sobre políticas internas. Hace apenas unas semanas, el embajador estadounidense se pronunció sobre la Reforma Judicial, otro tema de índole exclusivamente mexicana. Este tipo de comentarios recurrentes y desubicados no solo violan las normas diplomáticas, sino que, en el contexto actual, se perciben como intentos de influir en la agenda interna de México. Al parecer, algunos sectores en Estados Unidos continúan con una visión anacrónica de México como un país subordinado a sus intereses, una postura que el gobierno de Claudia Sheinbaum y la Cuarta Transformación rechazan categóricamente.

La soberanía como principio fundamental

Es preciso recordar que el principio de soberanía no es negociable. México es una nación libre y con derecho a trazar su propio camino en temas tan sensibles como la seguridad y el bienestar social. Las críticas hacia la austeridad republicana y la estrategia de prevención en materia de seguridad, como las emitidas por Salazar, demuestran una falta de respeto hacia las decisiones soberanas del país. La política de seguridad de un Estado debe reflejar las condiciones, necesidades y valores de su población, no las exigencias de un país extranjero que históricamente ha priorizado sus propios intereses en detrimento de los países vecinos.

La Cuarta Transformación ha avanzado en la construcción de una política de seguridad que responde a las necesidades de México y no a la presión de actores externos. Este esfuerzo implica transformar las estructuras de seguridad tradicionales, estableciendo una Guardia Nacional que, lejos de ser una medida de militarización, representa un esfuerzo por consolidar un cuerpo civil al servicio de la paz y la protección de la ciudadanía. En contraste, las declaraciones de Salazar solo subrayan la incomprensión y falta de sensibilidad hacia la realidad mexicana.

Sheinbaum y la continuidad de la transformación

La presidencia de Claudia Sheinbaum reafirma la continuidad de la Cuarta Transformación y su compromiso con la seguridad de los mexicanos, sin ceder ante presiones extranjeras. Su gobierno ha sido firme en seguir construyendo una nación en la que la paz y el bienestar social no dependan de modelos impuestos por intereses ajenos, sino de políticas que realmente respondan a las necesidades de la gente. Al enviar esta nota diplomática, Sheinbaum demuestra que México cuenta con una lideresa que no titubea en defender la dignidad y soberanía del país.

El gobierno de Sheinbaum y su equipo en la SRE están comprometidos con establecer relaciones de respeto y colaboración mutua con otros países, incluyendo a Estados Unidos, pero siempre desde una posición de igualdad y no de subordinación. Las recientes declaraciones del embajador estadounidense representan un recordatorio de que la diplomacia debe basarse en el respeto a la autonomía de los pueblos. México, bajo el liderazgo de la Cuarta Transformación, ha demostrado que no tiene intenciones de regresar a una época de sumisión, y la respuesta a Salazar reafirma que la soberanía mexicana no es una concesión, sino un derecho inalienable.

Un mensaje claro para el futuro

El contexto actual requiere que México mantenga firme su postura frente a cualquier intento de injerencia en sus asuntos internos. La Cuarta Transformación seguirá defendiendo la política de austeridad republicana y la estrategia de seguridad humana y preventiva, sin ceder ante presiones externas que buscan imponer agendas ajenas. La administración de Claudia Sheinbaum ha dejado claro que, al igual que con AMLO, no hay espacio para la intervención extranjera en temas que solo competen a los mexicanos.

Con la nota diplomática enviada por la SRE, México ha dejado en claro que no permitirá que diplomáticos extranjeros, por influyentes que sean, traten de desvirtuar los esfuerzos legítimos de un país en su lucha por construir una paz duradera y un modelo de seguridad basado en la justicia social. La transformación de México avanza, y lo hace bajo sus propios términos.