La putrefacción del INE: ¿un órgano político que traiciona a la sociedad?
El Instituto Nacional Electoral (INE) ha sido corrompido por la lógica facciosa de cuotas y cuates que le han impuesto los partidos políticos, desde hace muchos años. A pesar de que el INE tiene la obligación de organizar procesos electorales impecables con base en los principios constitucionales de imparcialidad, legalidad, autonomía, objetividad, certeza y máxima publicidad, su envenenamiento por la lógica partidista lo ha convertido en un órgano político que traiciona a la sociedad.
La elección de cuatro nuevos consejeros electorales, incluida su presidenta, no es el inicio de la corrupción en el INE, sino el continuo de una década de nombramientos facciosos y partidistas que han contaminado la integridad del órgano. El INE no puede cumplir su deber constitucional con las ambiciones futuristas de personajes como Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes han violentado con su conducta los principios constitucionales que juraron respetar.
Es necesario recordar que el INE fue creado para garantizar procesos electorales justos y transparentes, y no para beneficiar a un partido político en particular. Sin embargo, a lo largo de los años, se ha alejado de sus principios y se ha sometido a los partidos políticos y a los poderes fácticos que los han conducido a esa posición.
Es hora de que el INE termine una etapa e inicie otra que cumpla con su deber constitucional, no con las ambiciones políticas de quienes buscan beneficiar a un partido en particular. Los cuatro nuevos consejeros deben ser elegidos de manera imparcial y sin la influencia de partidos políticos para garantizar que el INE pueda cumplir su misión de garantizar procesos electorales justos y transparentes.