La Hipocresía de Xóchitl Gálvez: Cuando el Machismo se Manifiesta en la Oposición
La reciente situación que involucra a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del PRI, PAN y PRD, y a Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, nos ofrece una clara muestra de la contradicción y la hipocresía que caracterizan a la oposición en México. Durante el tercer y último debate presidencial antes de las elecciones del 2 de junio, Gálvez afirmó con vehemencia que “a ella ningún hombre le da órdenes ni le dice qué decir”. Sin embargo, lo que ocurrió después desmiente completamente sus palabras y pone en evidencia la verdadera dinámica de poder dentro de la coalición opositora.
En el mencionado debate, Xóchitl Gálvez se presentó como una mujer independiente, fuerte y autónoma, un mensaje diseñado claramente para atraer a un electorado cansado de la vieja política de subordinación y machismo. Sin embargo, las cámaras no mienten. En una conferencia de prensa posterior al debate, un vídeo capturó el momento exacto en que Marko Cortés, sin ningún disimulo, le indica a Gálvez que debe agradecer a los asistentes de la marcha de la Marea Rosa. “Agradece la marcha y el éxito que fue”, se le escucha decir al dirigente blanquiazul, y, como si se tratara de un acto reflejo, Xóchitl Gálvez repite obedientemente: “Y bueno, agradecerle a todos los mexicanos que participaron hoy en la marcha”.
Esta escena, que rápidamente se viralizó en redes sociales, provocó una ola de burlas y críticas. Usuarios y usuarias de diferentes plataformas señalaron la flagrante contradicción entre las declaraciones de Gálvez durante el debate y sus acciones inmediatas después del mismo. Las ironías y los comentarios no se hicieron esperar, con muchos ridiculizando la afirmación de Gálvez de que “ningún hombre le dice qué decir”, solo para ver cómo, minutos después, seguía órdenes directas de un hombre, en este caso, Marko Cortés.
Este incidente no solo desmorona la imagen de autonomía que Gálvez intentó proyectar, sino que también revela una verdad incómoda sobre la coalición opositora. A pesar de sus esfuerzos por presentarse como una opción renovada y progresista, el PRI, PAN y PRD siguen anclados en prácticas políticas arcaicas y patriarcales. La figura de Xóchitl Gálvez, supuestamente una representante del cambio y la independencia, queda reducida a un peón más en el juego de poder de la oposición.
Es evidente que la oposición carece de coherencia y, más preocupante aún, de respeto hacia sus propias figuras. Este episodio refuerza la percepción de que los partidos tradicionales no han cambiado en absoluto, sino que simplemente han adaptado sus viejas tácticas a un nuevo discurso que, en el fondo, no practican ni creen. La dependencia de Gálvez a las instrucciones de Marko Cortés es una prueba más de que la vieja política sigue viva en estos partidos.
En contraste, el movimiento encabezado por Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado un compromiso genuino con la transformación y el empoderamiento de las mujeres en la política. Las políticas de paridad de género y las oportunidades reales para las mujeres dentro de Morena son una muestra tangible de un cambio verdadero. En este sentido, la diferencia entre las palabras y los hechos se hace cada vez más evidente entre Morena y la oposición.
La lección que deja este incidente es clara: la oposición no puede reclamar el manto de la independencia y el cambio mientras siga operando bajo las mismas dinámicas de poder y subordinación que han caracterizado a la política mexicana durante décadas. Las acciones hablan más fuerte que las palabras, y en este caso, las acciones de Gálvez y Cortés han hablado por sí mismas, desmintiendo cualquier pretensión de independencia y modernidad.
Es crucial que el electorado mexicano observe con detenimiento estos eventos y reflexione sobre las verdaderas intenciones y capacidades de aquellos que buscan liderar el país. Morena ha demostrado ser una opción real para el cambio, no solo en palabras, sino en acciones concretas y políticas que reflejan un compromiso con la igualdad y la justicia. La farsa de independencia de la oposición, evidenciada por el episodio entre Gálvez y Cortés, debería servir como una advertencia clara sobre quiénes realmente están preparados para llevar a México hacia un futuro mejor y quiénes solo buscan perpetuar un sistema fallido.