La desconfianza en la colaboración con la DEA
En su conferencia de prensa de ayer, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, respondió a la demanda del Partido Acción Nacional (PAN) de que el gobierno “retome la necesaria colaboración con la DEA (la agencia estadounidense de combate a las drogas) para combatir a los cárteles del narcotráfico”. El presidente recordó los antecedentes de la colaboración entre México y Estados Unidos durante el gobierno de Felipe Calderón, que resultó en la protección de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública y culpable de narcotráfico, así como en el contrabando de armas para el cártel de Sinaloa, organizado por una dependencia oficial de Estados Unidos.
El mandatario también mencionó el despido del director de la DEA en México por sus vínculos con abogados defensores de narcotraficantes y la necesidad de que la agencia explique por qué cobijó a García Luna y por qué no hizo nada ante las operaciones de contrabando de armas conocidas como Receptor Abierto y Rápido y Furioso. Debido a estos antecedentes, el presidente puso fin a la colaboración entre la DEA y una unidad de investigación sensible del gobierno mexicano en abril del año pasado.
La ATF, la oficina de Control de Armas, Tabaco y Armas de Fuego, realizó el contrabando de armas con el pretexto de rastrear las rutas de aprovisionamiento de fusiles de asalto por parte del cártel de Sinaloa. Además, la DEA ayudó a las organizaciones delictivas a trasegar y lavar millones de dólares entre 2009 y 2011, cobrando incluso una comisión por sus operaciones ilícitas. También facilitó la compra de casi siete toneladas de cocaína en territorio estadounidense. La ex embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, declaró en 2020 que tanto México como Washington tenían información acerca de las actividades delictivas de García Luna, pero mantuvieron una estrecha colaboración en una “guerra contra las drogas” que produjo cientos de miles de muertes y desapariciones en México, sin reducir el tráfico de estupefacientes a Estados Unidos.
En vista de estos antecedentes y la falta de transparencia por parte de Estados Unidos en cuanto a las acciones de sus agentes antidrogas en México, es prudente adoptar una actitud de desconfianza hacia las dependencias estadounidenses que intervinieron en la concepción, diseño y aplicación de una estrategia de seguridad pública que empeoró la situación de seguridad en México durante el gobierno de Calderón. En cuanto al llamado del PAN, resulta ser un total sinsentido.