Justicia con rostro humano: la Iglesia llama a una transformación profunda del sistema judicial

Ciudad de México.– En un momento clave para el país, cuando por primera vez en la historia se elegirá mediante voto popular a los integrantes del Poder Judicial, la Arquidiócesis Primada de México lanzó un llamado contundente a construir una justicia verdaderamente humana. A través de su editorial dominical en el semanario “Desde la Fe”, la Iglesia católica subrayó que la justicia no es una meta alcanzada, sino una conquista diaria que requiere compromiso colectivo y visión ética.

“En un tiempo marcado por desigualdades, violencias estructurales y la fragilidad de los sistemas judiciales, urge recuperar y promover una visión de justicia que no sólo cumpla con lo legal, sino que tenga un rostro social”, sostuvo la Arquidiócesis. En este sentido, se propusieron diez características esenciales de una justicia con sentido humano, muchas de ellas inspiradas en el pensamiento del papa Francisco.

Uno de los pilares señalados es que la justicia debe tener un rostro humano, es decir, colocar a la persona en el centro. Citando al pontífice fallecido, recordaron sus palabras pronunciadas ante la ONU en 2015: “Dar a cada uno lo suyo significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas”.

Además, se destacó que la justicia debe ser restaurativa, no centrada únicamente en el castigo, sino en la sanación de la sociedad. La encíclica Fratelli Tutti de 2020 fue mencionada para enfatizar que la verdadera justicia nace del respeto a las víctimas y de la voluntad de prevenir nuevos crímenes, no de un deseo de venganza.

La Arquidiócesis también subrayó que una justicia auténtica debe reconocer las desigualdades estructurales y trabajar activamente para equilibrarlas. Recalcó la necesidad de garantizar el acceso universal a la defensa de los derechos, así como brindar justicia oportuna y equitativa para todos, en especial para los sectores históricamente marginados: los pobres, los pueblos originarios, los migrantes y las víctimas de la violencia.

En su llamado, la Iglesia insistió en que la justicia debe ser transparente y comprensible para la ciudadanía, además de ser pronta, ya que la lentitud en los procesos representa otra forma de injusticia. Igualmente, debe ser integral, abordando no solo los síntomas, sino las causas estructurales de la desigualdad y la violencia.

Por último, el editorial remarcó que la justicia no puede imponerse de manera vertical, sino que debe surgir del diálogo y la participación activa, con una visión de largo plazo y orientada al bien común. “Pensar en los que vendrán no sirve a los fines electorales, pero es lo que exige una justicia auténtica”, apuntó la publicación, retomando las palabras de Francisco.

Este llamado moral se suma al proceso democrático que vive México, donde se redefinirá el futuro del poder judicial. Con ello, la Iglesia convoca a toda la sociedad a no ser indiferente, y a construir una justicia que verdaderamente sirva a todas y todos.