Invasión inmobiliaria disfrazada: Blueground y Airbnb encarecen la vivienda en CDMX

Detrás de una aparente economía colaborativa promovida por Airbnb, se esconde una agresiva estrategia de concentración inmobiliaria encabezada por Blueground, empresa estadounidense respaldada por capital extranjero y que hoy lidera la oferta de viviendas en renta en la Ciudad de México. Esta firma, con 242 propiedades activas en la capital, ha sido impulsada por el fondo de inversión neoyorquino WestCap, el mismo que anteriormente apoyó el crecimiento de Airbnb y que hoy pone en entredicho la supuesta autonomía de ambos actores.

La presencia de Blueground en zonas como Condesa, Roma, Juárez, Hipódromo y Nuevo Polanco, donde el encarecimiento de rentas ha expulsado a miles de familias capitalinas, revela una preocupante dinámica: la ciudad más poblada del país está siendo absorbida por fondos internacionales que ven en la vivienda un mero instrumento financiero. Esta concentración ha sido documentada por la plataforma Inside Airbnb, que ha identificado además a otras empresas con operaciones similares, como Mr. W (192 propiedades), Capitalia (142), HOMi (109) y Host Me Tender (95).

Contrario al discurso de Airbnb, que afirma que su comunidad en la Ciudad de México está compuesta en su mayoría por ciudadanos que comparten sus propios espacios, los datos revelan otra realidad. De los 26 mil 47 anfitriones, más del 65% alquilan propiedades completas, y al menos 7 mil 298 ofertan más de diez inmuebles cada uno, operando como verdaderas inmobiliarias al margen de la regulación. Este fenómeno no solo viola leyes de alquiler diseñadas para proteger el uso residencial, sino que contribuye al despojo de los habitantes tradicionales de las colonias más codiciadas de la ciudad.

Blueground ha crecido gracias a un modelo que asegura ingresos fijos a propietarios, sin importar si el inmueble es rentado o no, desplazando a inquilinos tradicionales y alterando el equilibrio habitacional. En la Ciudad de México, ofrece departamentos desde 25 mil 910 pesos por un espacio de 33 metros cuadrados, hasta lujosos inmuebles de más de 207 mil pesos mensuales, cifras fuera del alcance de la mayoría de la población.

Esta empresa opera en al menos 40 ciudades del mundo y ha replicado este modelo en destinos mexicanos como Baja California Sur, Yucatán, Guanajuato, Monterrey, Guadalajara, Mazatlán, Acapulco y las costas de Jalisco y Nayarit. La concentración del mercado inmobiliario en manos extranjeras es ya una realidad.

Mientras tanto, Airbnb ha evadido responder si impone límites al número de alojamientos por anfitrión o si regula los precios, lo que podría configurar una estructura de tipo oligopólica, perjudicial para el derecho humano a la vivienda. Ante la intención de regular la renta de corto plazo en la CDMX –limitando a 182 noches anuales por inmueble–, la plataforma se amparó, demostrando una vez más que sus intereses distan de los de las familias mexicanas.

El Gobierno de México y la ciudadanía enfrentan un desafío impostergable: defender el territorio y garantizar que la vivienda no sea solo una mercancía al servicio del capital transnacional.