Histórico Cónclave: El Mundo Católico se Reúne para Elegir al Sucesor del Papa Francisco
El próximo 7 de mayo, el mundo católico pondrá sus ojos en el Vaticano, donde 135 cardenales menores de 80 años se reunirán bajo los majestuosos frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder de la Iglesia católica, tras el sensible fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril. En una tradición que se remonta a la Edad Media, los “príncipes de la Iglesia” mantendrán estricta confidencialidad sobre sus deliberaciones, reafirmando la mística que envuelve al proceso del cónclave.

Esta emblemática ceremonia se celebrará en el corazón del Palacio Apostólico, dentro de la Capilla Sixtina, auténtica joya del Renacimiento. Aunque en la historia hubo elecciones prolongadas —como la del papa Gregorio X, que duró casi tres años en el siglo XIII—, los cónclaves modernos suelen resolverse en cuestión de días. Los cardenales, provenientes de todos los rincones del planeta, rendirán homenaje a la universalidad de la Iglesia, un principio que el papa Francisco promovió durante su pontificado, visibilizando a regiones tradicionalmente poco representadas.
De los 252 cardenales convocados a Roma, 224 participaron en el emotivo funeral del papa Francisco el pasado sábado. Sin embargo, conforme a las normas eclesiásticas, solo los menores de 80 años tienen derecho a votar, sumando un total de 135 electores. Un dato destacable es que el 80 por ciento de ellos fueron nombrados por el propio Francisco, asegurando así una continuidad de su visión pastoral abierta y global.
Europa lidera el número de representantes con 53 cardenales, seguida de Asia y Oceanía con 27, Sudamérica y Centroamérica con 21, África con 18 y América del Norte con 16. Italia, cuna del catolicismo, encabeza la lista de países con 19 electores, mientras que Estados Unidos cuenta con 10, Brasil con 7 y Francia con 5.
El secreto del cónclave es absoluto: los cardenales residirán en la Casa Santa Marta y estarán totalmente incomunicados. Cualquier intento de romper el sigilo será castigado con la excomunión inmediata. Los teléfonos inteligentes, internet, radio, prensa y televisión están prohibidos, garantizando así la pureza del discernimiento espiritual.
El proceso de votación contempla cuatro escrutinios diarios —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta que un candidato obtenga los dos tercios necesarios. Si tras tres días no hay un elegido, se realiza un día de oración. La tradicional fumata indicará el resultado: humo negro anunciará la falta de consenso y blanco proclamará al nuevo pontífice.
Finalmente, el cardenal elegido deberá aceptar su nombramiento y escoger el nombre con el que será conocido. Tras vestirse en la “Sala de las Lágrimas”, el nuevo papa será presentado al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro con el jubiloso anuncio de “Habemus Papam”, impartiendo su primera bendición “urbi et orbi”.
Con fe y esperanza, millones de creyentes aguardan este histórico momento de renovación para la Iglesia católica.