Ganaderos en riesgo por plaga y falta de blindaje en la frontera sur
La ganadería mexicana atraviesa una de sus crisis más severas en décadas, debido a la presencia del gusano barrenador del ganado, la prolongada sequía en estados clave del norte del país, y la falta de apoyos gubernamentales estratégicos, lo que ha llevado a los productores al borde de la quiebra. Así lo advirtió César Rafael Ocaña Romo, director de la consultora Nexus Agronegocios, quien urgió a fortalecer los programas de apoyo al campo y a reforzar las medidas sanitarias, en particular en la frontera sur.

El problema tiene como origen inmediato la detección, desde finales de 2024, del gusano barrenador en la frontera sur del país, una plaga proveniente de Centroamérica. Su presencia ha generado la pérdida del estatus zoosanitario ante Estados Unidos, principal socio comercial del sector ganadero nacional, lo que derivó en el cierre técnico de la frontera norte para las exportaciones mexicanas de ganado vacuno. Esta medida, que afecta gravemente a los productores del norte del país, contrasta con la decisión del gobierno federal de no cerrar la frontera sur, bajo el argumento de evitar incrementos en el precio de la carne al consumidor.
El especialista expuso que, si bien esta decisión busca proteger el poder adquisitivo de las familias mexicanas, expone al hato ganadero nacional a una amenaza sanitaria crítica. “La carne no se abarata permitiendo ganado de riesgo”, afirmó Ocaña, al señalar que la entrada de ganado centroamericano, más barato pero con alto riesgo sanitario, crea un cuello de botella en la comercialización nacional y desincentiva la producción interna.
A este panorama se suma la falta de agua y pasto por la intensa sequía, lo que provoca que los animales pierdan peso y valor comercial. Mientras tanto, el precio de la carne se mantiene elevado para el consumidor, pero los precios pagados a los productores están deprimidos. “Esta es la paradoja de la carne cara y el ganado barato”, apuntó Ocaña, agregando que la situación es insostenible a largo plazo.
La industria ganadera de alta genética, especialmente en el norte del país, enfrenta un colapso: los costos de producción aumentan, no hay incentivos suficientes, y la desconexión entre oferta y demanda hace inviable absorber el valor real del ganado. A esto se suma que los precios de los granos básicos para alimentación, como maíz, trigo y sorgo, han caído más de 50% respecto a sus máximos históricos, afectando también a los productores agrícolas, quienes no cuentan con apoyos si tienen propiedades mayores a 10 hectáreas.
Según datos del informe “Análisis del Impacto Potencial del Gusano Barrenador en México” (SENASICA, 2021), la diferencia de utilidad acumulada entre un escenario con y sin plaga fue de 358 millones de pesos en un periodo de 20 años. Esta cifra es casi cinco veces mayor que el presupuesto anual de la SADER para 2025. De no actuarse con firmeza, advirtió Ocaña, la rentabilidad del sector podría caer hasta un 23%.
Frente a esta compleja realidad, la voz de los ganaderos exige ser escuchada. La soberanía alimentaria y la salud pública están en juego. Un verdadero blindaje sanitario en el sur del país y el respaldo decidido del gobierno son pasos urgentes e ineludibles para rescatar a una actividad vital para miles de familias mexicanas.