Extorsión Paralizante: Crimen Organizado Amenaza la Industria del Limón en Michoacán

En un impactante giro de los acontecimientos, la venta y corte de limones en los municipios de Apatzingán y Buenavista, ubicados en la región de Tierra Caliente en Michoacán, han quedado paralizados durante los últimos tres días. La razón tras esta inusual suspensión es el aumento drástico en el cobro de cuotas por parte del crimen organizado que opera en la zona. Se ha anunciado que el monto exigido ha escalado de 20 centavos a un peso por kilo de limón, dejando en jaque a los productores de estas dos localidades que son responsables de cultivar más de 42 mil hectáreas de este cítrico vital.

La situación en la región se torna aún más alarmante dado que una parte considerable de las empacadoras de limón en la zona se encuentran bajo el control del crimen organizado. Esto significa que no solo determinan cuándo es el momento adecuado para llevar a cabo la cosecha, sino que también imponen sus propios precios. “La gente del campo está inconforme debido a que gran parte de las empacadoras están bajo el mando de grupos criminales. Son ellos los que toman las decisiones sobre el momento del corte y el precio que se paga por el limón”, destaca un miembro de la comunidad local que prefirió mantener su identidad en el anonimato por razones de seguridad.

Este desagradable episodio no es una novedad en la región. Desde hace más de una década, el cartel conocido como los Caballeros Templarios ha venido exigiendo pagos a los productores de limón en una especie de impuesto de protección. En un comienzo, eran los grupos de autodefensa que emergieron en 2013 los que encabezaban esta extorsión, con el fin de financiar sus actividades. Sin embargo, con el paso del tiempo, los grupos delictivos se apoderaron de esta práctica, dejando a los productores a merced de sus demandas y perturbando gravemente la economía local.

Sergio Báez, el alcalde de Buenavista, relata cómo la dinámica de la extorsión ha evolucionado con el tiempo. “En sus primeras etapas, eran los grupos de autodefensa los que imponían el cobro de cuotas para sostener su movimiento. No obstante, conforme los grupos delictivos se fortalecieron, retomaron esta actividad”, declara Báez con visible preocupación.

La crisis actual en los municipios de Apatzingán y Buenavista se refleja en la cantidad de empacadoras de limón que se encuentran actualmente paralizadas. Se estima que en Buenavista existen alrededor de 22 empacadoras dedicadas a esta labor, mientras que en Apatzingán la cifra es similar. Esta parálisis afecta tanto a los productores locales como a los trabajadores y comerciantes que dependen de la industria del limón para su sustento.

Lo que agrava aún más esta situación es la entrada en escena de nuevos grupos delictivos, como Los Viagras, que han decidido unirse a la extorsión que ya estaba siendo liderada por los Caballeros Templarios. Esta presencia adicional de actores criminales solo complica la perspectiva para los productores y comunidades locales, generando un clima de incertidumbre y temor en una zona que ya se encuentra bajo la influencia persistente de la violencia y la delincuencia.

En última instancia, la suspensión de la venta y corte de limones en Apatzingán y Buenavista refleja la triste realidad de cómo el crimen organizado puede tener un impacto devastador en la vida de las personas comunes y en la economía de una región. La falta de seguridad y la ausencia de un control efectivo por parte de las autoridades locales han permitido que estos grupos criminales operen con impunidad y continúen extorsionando a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Es imperativo que las autoridades mexicanas, tanto a nivel local como nacional, tomen medidas decisivas para enfrentar esta crisis. La protección de los derechos y la seguridad de los ciudadanos debe ser la prioridad máxima. Además, es crucial desarrollar estrategias efectivas para desmantelar las redes criminales y garantizar que los productores puedan llevar a cabo su labor sin temor a represalias o extorsiones. Solo a través de un esfuerzo conjunto entre la comunidad, las autoridades y las fuerzas de seguridad se podrá restablecer la normalidad y la prosperidad en esta región afectada por la violencia.