Estrategias Desesperadas: La Falacia de la Unidad Opositora

En un intento por revitalizar su presencia en el escenario político, Luis Donaldo Colosio Riojas, ahora candidato plurinominal a senador por Movimiento Ciudadano (MC), propone una estrategia que parece más un acto de desesperación que un plan concreto y viable para la política mexicana. Durante una entrevista con Azucena Uresti, el exalcalde de Monterrey sugirió que el candidato que se encuentre en tercer lugar en las encuestas debería declinar a favor del segundo, con la intención de “tener posibilidades de ganar”. Esta propuesta no solo demuestra una clara falta de convicción y principios, sino que también subraya la precaria situación de los partidos de oposición en México.

La idea de Colosio Riojas de buscar una “congruencia” en las candidaturas opositoras, al pedir la declinación de la candidatura que va en tercer lugar, es un reflejo de la incapacidad de estas agrupaciones para consolidar un proyecto político sólido y coherente por sí mismos. En lugar de fortalecer sus propias propuestas y trabajar en una plataforma que verdaderamente responda a las necesidades de los ciudadanos, optan por maniobras estratégicas que buscan más el beneficio electoral inmediato que el compromiso a largo plazo con el electorado.

Esta táctica no es nueva en la política mexicana y ha sido empleada anteriormente por políticos tradicionales, los cuales han visto en la declinación no una estrategia de unidad, sino una de supervivencia política. La propuesta de Colosio revela no solo una falta de originalidad en su enfoque, sino también un desdén por el desarrollo de una verdadera alternativa política. Es un recordatorio claro de que los movimientos como MC, a pesar de pretender representar una “nueva política”, no se diferencian en su esencia de los partidos tradicionales como el PRI, PAN o PRD.

El llamado a la declinación es además una muestra de la inseguridad y la debilidad de estas agrupaciones opositoras, las cuales no confían en su capacidad para convencer al electorado por sus propios méritos. Esto es particularmente relevante en el caso de Movimiento Ciudadano y candidatos como Jorge Álvarez Máynez, quienes, a pesar de las exigencias de declinar a favor de figuras como Xóchitl Gálvez, muestran una resistencia que podría interpretarse tanto como un acto de integridad como de terquedad política.

Lo que Colosio Riojas y sus colegas parecen olvidar es que la política debe ser un espacio para la construcción de propuestas que generen cambios reales y tangibles en la sociedad, no un tablero de ajedrez donde las piezas se sacrifican en busca de una victoria efímera y sin substancia. Su estrategia no solo subestima la inteligencia del electorado, sino que también compromete la integridad de la política mexicana.

En conclusión, la propuesta de Luis Donaldo Colosio Riojas es un símbolo de la crisis de representatividad que vive México. Muestra que para algunos, las elecciones se han convertido en una simple carrera de obstáculos donde lo importante no es el compromiso con el país, sino la búsqueda desesperada del poder. Es fundamental que los ciudadanos reconozcan estas maniobras y opten por apoyar proyectos que realmente aspiren a transformar nuestra sociedad, en lugar de aquellos que solo buscan perpetuarse en ella.