Estados Unidos revoca alianza Delta-Aeroméxico en medio de tensiones por regulación aérea

Ciudad de México. En una decisión que ha generado reacciones inmediatas del sector aéreo internacional, el Departamento del Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) anunció la revocación de la inmunidad antimonopolio que desde 2016 permitía la operación conjunta entre Aeroméxico y Delta Air Lines. Esta determinación, calificada por las aerolíneas como perjudicial para empleos y consumidores, refleja un contexto de tensiones regulatorias derivadas de las decisiones soberanas tomadas por el Gobierno de México para ordenar y modernizar el sistema aeroportuario del Valle de México.

La medida anunciada por el DOT obliga a Delta y Aeroméxico a disolver su alianza antes del 1 de enero de 2026, poniendo fin a la coordinación en aspectos clave como la fijación de precios, la capacidad y el reparto de ingresos en vuelos transfronterizos. A pesar del golpe, ambas compañías indicaron que mantendrán la cooperación en áreas como códigos compartidos, programas de lealtad y publicidad conjunta, sin impacto inmediato para los pasajeros.

La resolución se da pocos días después de que Aeroméxico entregara una respuesta formal a la revisión de la alianza, ordenada en julio de 2025 por el gobierno del expresidente Donald Trump. El argumento de Washington se basa en una supuesta violación del Acuerdo de Transporte Aéreo bilateral firmado en 2015. No obstante, las causas reales apuntan hacia las decisiones adoptadas por México en 2022 y 2023 para mitigar la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde se redujo el número de operaciones por hora —de 61 a 43— y se trasladaron los vuelos de carga al moderno Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Estas medidas, adoptadas por la administración del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, responden a la urgente necesidad de ordenar el crecimiento desmedido del tráfico aéreo en el AICM y distribuir la carga de operaciones en la red aeroportuaria nacional, priorizando la seguridad, eficiencia y el desarrollo de infraestructura en el centro del país.

El secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean P. Duffy, justificó la decisión con un lenguaje crítico hacia México: “Tras años de aprovecharse de Estados Unidos y de nuestras aerolíneas, necesitamos ver acciones definitivas por parte de México que igualen las condiciones”. Sin embargo, esta narrativa ignora el esfuerzo mexicano por aplicar su propia regulación aérea en beneficio de su soberanía y del bienestar de los usuarios.

De acuerdo con datos de Delta y Aeroméxico, la cancelación de la alianza afectará a cerca de 140 mil viajeros estadounidenses y 90 mil mexicanos, y pondría en riesgo aproximadamente 800 millones de dólares en beneficios económicos compartidos. Pese a ello, ambas empresas expresaron que están analizando la resolución y subrayaron que sus servicios actuales no se verán interrumpidos.

El DOT argumentó que las aerolíneas estadounidenses —Delta, American y United— han sido afectadas por las reducciones de slots en el AICM y que no se han tomado “medidas significativas” al respecto. No obstante, el Gobierno de México sostiene que estas decisiones forman parte de una política integral de ordenamiento y modernización del sistema aeroportuario, con visión de largo plazo y sentido estratégico nacional.