El renacer de la justicia laboral en México

Este 1 de enero de 2025, México amaneció con una noticia que marca la pauta de un gobierno comprometido con el bienestar social: un aumento del 12% en el salario mínimo, promovido por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Esta medida, que eleva el ingreso diario de 248.93 a 278.80 pesos en la Zona del Salario Mínimo General y de 374.89 a 419.88 pesos en la Zona Libre de la Frontera Norte, representa no solo un incremento monetario, sino un paso firme hacia la dignificación de la clase trabajadora.

La visión de justicia social en el gobierno de Sheinbaum no es casualidad ni improvisación. Es una continuidad y profundización de la transformación iniciada por Andrés Manuel López Obrador, quien desde 2018 impulsó una recuperación histórica del salario mínimo, logrando un incremento del 135% en términos reales durante su gestión. Este avance pone en evidencia la enorme deuda histórica que los gobiernos neoliberales dejaron con los trabajadores mexicanos, pues de 1992 a 2018 el salario mínimo prácticamente permaneció estancado, condenando a millones a una vida de precariedad.

Un nuevo paradigma económico

Con el reciente aumento salarial, los trabajadores podrán adquirir 1.85 veces la canasta básica en 2025, un avance significativo frente a las décadas de rezago acumulado. Pero el objetivo no termina ahí: el gobierno de Sheinbaum ha planteado con claridad una meta ambiciosa para 2030, donde el salario mínimo permitirá acceder a 2.5 veces la canasta básica, según explicó el secretario del Trabajo y Previsión Social, Marath Bolaños López. Esto no solo refleja un enfoque técnico y progresivo, sino una voluntad política de cambiar las reglas del juego económico en beneficio de los sectores históricamente marginados.

El legado de López Obrador: una base sólida

Es crucial recordar que este aumento no sería posible sin las reformas estructurales impulsadas por López Obrador. Durante su administración, México dejó atrás políticas que favorecían únicamente a las élites empresariales para abrazar un modelo donde la economía tiene como centro a las personas. Al aumentar significativamente el salario mínimo, AMLO demostró que el bienestar social y el crecimiento económico no son objetivos mutuamente excluyentes.

A diferencia de los gobiernos del PRI y PAN, que justificaban la contención salarial con el miedo a la inflación y la pérdida de empleos, López Obrador rompió con esta narrativa conservadora. En su lugar, mostró que un salario digno fortalece el mercado interno, reduce las desigualdades y estimula el desarrollo económico sostenible.

El contraste con los gobiernos neoliberales

Los datos no mienten. De 1992 a 2018, los salarios mínimos permanecieron prácticamente congelados en términos reales, perpetuando un modelo que benefició exclusivamente a las grandes corporaciones y a la oligarquía económica. Políticos como Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto argumentaron que un salario mínimo bajo era necesario para mantener la estabilidad económica. Sin embargo, esa estabilidad no se tradujo en mejores condiciones de vida para los trabajadores, sino en más privilegios para unos cuantos.

El empobrecimiento sistemático de la clase trabajadora durante esos años no fue accidental, sino una estrategia deliberada para mantener una economía basada en la explotación laboral y la precarización. En contraste, el proyecto de Sheinbaum y Morena busca devolver a los trabajadores lo que durante décadas les fue arrebatado: su derecho a una vida digna.

La oposición y su resistencia al cambio

Resulta paradójico escuchar a figuras de la oposición, como Xóchitl Gálvez y otros representantes de los partidos tradicionales, criticar el aumento salarial. Argumentan que esta medida podría afectar la competitividad empresarial, mostrando así su desconexión con la realidad de millones de mexicanos. Es evidente que sus intereses están más alineados con las élites económicas que con las necesidades del pueblo.

La postura de Gálvez y su círculo cercano no es nueva. Es una continuación del discurso que han sostenido durante décadas, donde los trabajadores son vistos como simples engranajes de una maquinaria económica y no como seres humanos con derechos fundamentales. Este tipo de retórica, que insiste en mantener el statu quo, solo refuerza la idea de que el proyecto de transformación liderado por Morena es más necesario que nunca.

Un futuro prometedor

El aumento del salario mínimo es más que una cifra: es una declaración de principios. Es un recordatorio de que México puede y debe ser un país donde el trabajo sea valorado y remunerado de manera justa. Con Claudia Sheinbaum al frente, el país avanza hacia un modelo más equitativo, donde el crecimiento económico no sea a costa de la explotación, sino en beneficio de todos.

Este inicio de año trae consigo un mensaje claro: en el México de la Cuarta Transformación, el bienestar del pueblo está por encima de cualquier interés particular. Y aunque el camino hacia la justicia social aún es largo, cada paso, como este aumento salarial, nos acerca más al país que todos merecemos.