El estancamiento en la producción de granos y oleaginosas bajo el gobierno de AMLO contrasta con el auge previo

La producción de granos y oleaginosas en México ha experimentado un aumento significativo del 37% desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy conocido como Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, durante el sexenio actual, el crecimiento en este sector ha mostrado una preocupante desaceleración, de acuerdo con cifras oficiales del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera y del Banco de México.

Desde 1994, año en que se firmó el TLCAN, la producción de estos cultivos aumentó de 29 millones 200 mil toneladas a 40 millones 100 mil toneladas al cierre de 2023, lo que representa una notable mejora en las últimas décadas. No obstante, en los primeros cinco años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el crecimiento ha sido nulo, manteniéndose en ese nivel, y se prevé que para el cierre de 2024, la cifra incluso podría disminuir, según proyecciones del sector.

Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), explicó que la firma del TLCAN fue un parteaguas para la agricultura mexicana, al abrir el comercio internacional y dar impulso a las exportaciones, aunque también presentó desafíos para los medianos y grandes productores, especialmente en sectores como el maíz. A diferencia de sus socios comerciales, México no implementó una red de seguridad robusta para respaldar a los agricultores, lo que ha mantenido a algunos sectores en desventaja competitiva.

Durante los primeros seis años del TLCAN, bajo la administración de Ernesto Zedillo, el crecimiento en la producción fue leve, pasando de 29 millones 200 mil toneladas a 29 millones 600 mil toneladas, un incremento de sólo 400 mil toneladas. Este periodo inicial estuvo marcado por la transición a un mercado más competitivo, afectando a sectores como el maíz y beneficiando a otros como el trigo y las oleaginosas.

Con Vicente Fox, la producción alcanzó los 34 millones 600 mil toneladas, logrando el mayor incremento registrado, con 5 millones de toneladas adicionales. La apertura comercial y la modernización agrícola fueron factores clave en este éxito. En contraste, el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) vio un crecimiento más moderado, con un aumento de 2 millones de toneladas, hasta llegar a 36 millones 600 mil toneladas. En este lapso, programas de apoyo al campo contrarrestaron los efectos de sequías y el alza de los insumos.

La administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018) dejó una cosecha final de 40 millones 100 mil toneladas, con un alza sexenal de 3.5 millones de toneladas. Este periodo fue marcado por un récord histórico en 2016, cuando se alcanzaron 41 millones 500 mil toneladas. El enfoque en la tecnificación del campo y la diversificación de mercados fue crucial para mitigar la competencia con Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo, bajo el mandato de López Obrador, la producción se ha mantenido estancada. Anaya explicó que la política del gobierno ha priorizado la autosuficiencia alimentaria, en especial en cultivos como maíz y frijol, pero la falta de certidumbre en el sector ha limitado un crecimiento significativo. Esta situación ha impulsado un récord en las importaciones de granos y oleaginosas, lo que contrasta con la promesa de lograr mayor autosuficiencia.

A medida que se acerca el fin de este sexenio, los desafíos en el campo mexicano persisten, y el balance final de la producción de granos y oleaginosas podría cerrar con una cifra negativa.