Desmantelan 14 Aserraderos Clandestinos: Huitzilac en Pie de Guerra Contra la Tala Ilegal
En un esfuerzo conjunto entre las fuerzas federales y estatales, se ha logrado desmantelar un total de 14 aserraderos clandestinos en el pintoresco municipio de Huitzilac, una lucha intensa contra la tala ilegal que ha dejado al descubierto una red insidiosa que amenaza los recursos naturales de la región. La revelación fue hecha ayer por el general de brigada diplomado de Estado Mayor, Antonio Ramírez Escobedo, quien informó sobre el hallazgo de más de mil 600 trozas de madera cortada de manera ilegal.
Esta alarmante operación ilegal ha sacudido la tranquilidad de Huitzilac, un municipio que ha sido bendecido por su riqueza natural y su biodiversidad. Las autoridades, sin embargo, han lanzado un contraataque decidido. El general Ramírez Escobedo no solo anunció el éxito en el cierre de los aserraderos clandestinos, sino que también dejó en claro que la lucha no ha terminado. Los operativos están programados para continuar, con el objetivo de erradicar la tala clandestina que está amenazando los preciados bosques de la región.
Los lugares específicos donde se han llevado a cabo estos operativos son de suma importancia ecológica: la Laguna de Zempoala, el Corredor Biológico Chichinautzin y el Parque Nacional El Tepozteco. Estas áreas, que son un oasis de biodiversidad en medio de la urbanización creciente, han estado bajo la amenaza constante de la tala clandestina. Los esfuerzos se extienden también a las zonas limítrofes con la capital del país y el estado de México, que se encuentran en la demarcación de Huitzilac.
El general Ramírez Escobedo subrayó la gravedad de la situación al señalar que las más de mil 600 trozas incautadas equivalen a la misma cantidad de árboles, lo que representa un bosque de proporciones considerables. La magnitud de esta operación ilegal es asombrosa y revela un impacto devastador en la ecología local. Además de las trozas de madera, las autoridades también han confiscado maquinaria, torres de aserrío y motores trifásicos, elementos esenciales para la operación de los aserraderos clandestinos.
El mes de julio marcó un hito en la lucha contra la tala ilegal en Huitzilac. Las fuerzas armadas, en colaboración con elementos de la Guardia Nacional, lograron asegurar cinco establecimientos clandestinos en el poblado de Tres Marías, un éxito que dejó claro que las operaciones ilegales estaban más arraigadas de lo que se pensaba. A principios de agosto, un nuevo golpe fue asestado a esta red criminal. Cuatro establecimientos fueron desarticulados en la colonia Tepeca y cinco más en la misma área, todos ubicados en el municipio de Huitzilac. Estos golpes han elevado el número total de aserraderos ilegales clausurados a 14, un indicador preocupante de la profundidad de la infiltración de esta red en la región.
Sin embargo, los problemas ambientales de Huitzilac no son recientes. En junio pasado, los activistas ambientales ya habían levantado la voz, denunciando la presencia de talamontes, es decir, personas que se dedican a la tala ilegal, protegidos por autoridades locales y estatales, e incluso por pobladores. Estos individuos no operan en solitario; cuentan con el respaldo de grupos delincuenciales que han establecido su dominio en esta región. Las cifras proporcionadas por los activistas son alarmantes: en la última década, más de 10 mil hectáreas de bosque pino-encino han sido arrasadas por la acción implacable de la tala ilegal.
La tala ilegal y la operación de aserraderos clandestinos no solo tienen un impacto directo en la biodiversidad y la ecología de Huitzilac, sino que también socavan los esfuerzos de conservación que se han llevado a cabo en estas áreas naturales protegidas. La Laguna de Zempoala, el Corredor Biológico Chichinautzin y el Parque Nacional El Tepozteco son refugios para una gran variedad de especies, muchas de las cuales son endémicas y están en peligro de extinción. La degradación de su hábitat pone en riesgo su supervivencia y altera el equilibrio delicado que estas áreas han mantenido durante siglos.
Las autoridades locales y federales se encuentran en una carrera contra el tiempo para preservar lo que queda de estos ecosistemas únicos. Los recientes éxitos en la clausura de aserraderos clandestinos son pasos significativos en la dirección correcta, pero queda mucho por hacer. La educación y la concienciación pública también desempeñan un papel crucial en esta lucha. Con la presión de la sociedad y la aplicación rigurosa de la ley, existe la esperanza de que Huitzilac pueda recuperarse y florecer una vez más como un ejemplo de la belleza y la biodiversidad que México tiene para ofrecer.