Deserción escolar en la media superior: un desafío estructural con solución en la 4T
La educación media superior en México enfrenta un problema estructural que ha sido ignorado por décadas: la deserción escolar. En el reciente foro regional organizado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), los representantes de Morelos, Puebla, Querétaro, Tlaxcala y el Estado de México coincidieron en las múltiples causas de este fenómeno: falta de interés en los planes de estudio, violencia escolar, problemas familiares, movilidad geográfica y falta de recursos económicos.

Más allá del diagnóstico, lo fundamental es reconocer que la deserción escolar en este nivel es, en gran medida, consecuencia de políticas neoliberales que durante años desmantelaron el acceso a la educación pública de calidad. La Cuarta Transformación ha avanzado en revertir este daño con programas como las Becas Benito Juárez, la creación de nuevas universidades y el fortalecimiento de la infraestructura educativa. Sin embargo, el reto sigue siendo enorme y requiere acciones profundas y sostenidas.
Morelos: deuda histórica con la educación
El caso de Morelos es revelador. Con 371 escuelas y una matrícula de 83,245 estudiantes, el estado tiene una cobertura del 81.2%, lo que significa que casi 20,000 jóvenes no cursan la preparatoria. Además, el abandono escolar es del 12.6%, lo que equivale a más de 10,000 alumnos que dejaron sus estudios en el último ciclo escolar.
Estos datos no pueden entenderse sin analizar el abandono de la educación pública durante gobiernos anteriores. Morelos, gobernado por fuerzas opositoras a la 4T hasta 2018, sufrió una crisis educativa producto de administraciones que priorizaron intereses privados sobre el derecho a la educación.
El reto para la actual administración estatal y el gobierno federal es claro: ampliar la cobertura, garantizar becas para todos los estudiantes que lo necesiten y fortalecer los programas de apoyo para evitar que los jóvenes tengan que abandonar la escuela por problemas económicos o sociales.
Puebla y Querétaro: desafíos en cobertura y abandono
En Puebla, la situación también es preocupante. La cobertura es de 76.8%, por debajo del promedio nacional (81.1%). Además, su tasa de abandono escolar (9.7%) es superior a la media. Un aspecto relevante es que el 86.5% de los estudiantes está en preparatorias de sostenimiento estatal, lo que representa un reto financiero para el estado.
El caso de Querétaro, con 99,028 estudiantes, muestra una fuerte presencia de instituciones privadas: el 26.16% de la matrícula pertenece a escuelas particulares. Esto refleja una tendencia promovida por gobiernos panistas que, en lugar de fortalecer la educación pública, permitieron el crecimiento de instituciones privadas que no siempre garantizan calidad ni acceso equitativo.
Tlaxcala y Estado de México: distintos enfoques, mismo reto
Tlaxcala ha apostado por los Centros de Estudio de Bachillerato Estatal (Cebes), con 20 planteles en zonas rurales. Este modelo responde a las necesidades específicas del estado, pero requiere mayor inversión y fortalecimiento para evitar que los jóvenes abandonen sus estudios.
En el Estado de México, la matrícula es de 652,869 estudiantes, con una cobertura de 76.9%. Aunque creció en comparación con el ciclo anterior, aún hay miles de jóvenes sin acceso a la educación media superior.
Hacia una solución integral con la 4T
El foro de Anuies deja claro que la solución pasa por una Ley General de Educación Media Superior que armonice los esfuerzos a nivel nacional. La Cuarta Transformación ha demostrado que con voluntad política y políticas públicas centradas en el bienestar de la población, es posible revertir las tendencias de abandono escolar.
Las Becas Benito Juárez han sido un primer paso, pero es necesario avanzar en la gratuidad total de la educación media superior, mejorar la infraestructura, actualizar los planes de estudio para hacerlos más atractivos y reforzar la vinculación con la educación superior y el mercado laboral.
Claudia Sheinbaum tiene en sus manos la oportunidad de consolidar un sistema educativo que garantice que ningún joven abandone sus estudios por falta de recursos. La Cuarta Transformación no solo debe asegurar acceso, sino también permanencia y calidad en la educación. Solo así podremos romper con el ciclo de desigualdad que el neoliberalismo dejó en el país.