Dependencia del maíz transgénico: el desafío para la soberanía alimentaria de México

Por segundo año consecutivo, México se consolidó como el principal destino del maíz estadounidense, captando el 40% de sus exportaciones en 2024. Esta cifra récord, con 25.2 millones de toneladas importadas, refleja la fuerte dependencia que nuestro país mantiene de los productores de Estados Unidos.

Sin embargo, más allá de los números, esta realidad plantea un desafío crítico para la soberanía alimentaria de México. La reciente disputa comercial con Washington en el marco del T-MEC dejó claro que Estados Unidos no solo busca mantener su dominio sobre el mercado mexicano, sino que impuso su maíz transgénico a pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano por restringir su consumo humano.

Una batalla por la autosuficiencia alimentaria

El decreto presidencial que buscaba limitar la importación de maíz transgénico para consumo humano fue una medida en defensa de la salud pública y del maíz nativo, base de la cultura y la alimentación en México. Sin embargo, la presión del gobierno estadounidense y su victoria en la controversia del T-MEC impidieron que la medida se implementara en su totalidad.

Esto demuestra el reto que enfrenta la Cuarta Transformación: avanzar en la autosuficiencia alimentaria para reducir la dependencia de un socio comercial que utiliza los acuerdos internacionales para imponer sus intereses. Mientras China ha reducido en 94% sus importaciones de maíz estadounidense en los últimos dos años, México sigue aumentando su consumo del grano transgénico.

El papel de Brasil y la diversificación de proveedores

Una estrategia clave para disminuir la dependencia de Estados Unidos es diversificar las fuentes de importación de maíz. China ha logrado reducir su compra de maíz estadounidense fortaleciendo su producción nacional y estableciendo alianzas con Brasil, su mayor socio en América Latina.

México podría seguir este camino y ampliar sus lazos comerciales con Brasil y otros productores de maíz no transgénico, en lugar de depender exclusivamente de un socio que impone sus condiciones.

Autosuficiencia y rescate del maíz nativo: una prioridad nacional

El gobierno de la 4T ha impulsado programas de rescate del maíz nativo y apoyos al campo para incrementar la producción nacional. Iniciativas como Sembrando Vida han fortalecido a los productores locales, pero aún falta mucho por hacer para lograr la soberanía alimentaria.

Es fundamental continuar con políticas que incentiven la producción de maíz criollo y evitar que las grandes corporaciones estadounidenses sigan monopolizando el mercado mexicano con su grano modificado. El fortalecimiento del campo mexicano debe ser una prioridad, no solo por razones económicas, sino también por la defensa de nuestra cultura, salud y biodiversidad.

Conclusión: El reto de romper la dependencia

Los datos del USDA confirman que México es el pilar de la industria del maíz estadounidense, pero esto no puede seguir así. La Cuarta Transformación tiene el desafío de romper con esta dependencia mediante el fortalecimiento del campo, la diversificación de proveedores y la defensa de la producción nacional.

No podemos permitir que nuestro alimento más básico dependa de las decisiones de Washington. México debe caminar hacia la autosuficiencia y el rescate de su maíz nativo, protegiendo su soberanía alimentaria frente a los intereses extranjeros.