Crisis en la industria azucarera: cañeros urgen respaldo del Gobierno Federal
Ciudad de México. La industria cañera-azucarera nacional enfrenta una crisis estructural que amenaza su sostenibilidad. Una combinación de factores económicos, comerciales, climáticos y de salud pública han reducido significativamente la producción, el consumo y la rentabilidad del sector, advirtió Carlos Blackaller Ayala, presidente de la Unión Nacional de Cañeros de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales.

La caída del precio por tonelada de azúcar en un 10 por ciento, la disminución del consumo per cápita en 35 por ciento en los últimos 30 años, mercados internos poco redituables, una competencia desleal derivada de las importaciones de fructosa y campañas de salud pública que estigmatizan el producto, han deteriorado profundamente al sector.
Para atender esta preocupante situación, Blackaller detalló que han iniciado mesas de trabajo con autoridades federales, encabezadas por el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, junto con representantes de las Secretarías de Economía y Hacienda. La primera reunión se celebró el pasado 23 de mayo con el objetivo de construir un plan de apoyo y blindaje para la industria.
El líder cañero describió un escenario económico adverso, con un mercado “adormilado”, que no responde ni siquiera ante una oferta estable. “Estamos en un escenario con precios muy bajos para la sostenibilidad de la cadena productiva”, advirtió. La tonelada de azúcar se cotiza en promedio en 18 mil pesos, cuando debería estar alrededor de los 20 mil pesos para ser rentable.
Las cifras son contundentes: para el ciclo 2024-2025 se espera una cosecha de 46 millones de toneladas de caña (cuando el promedio era de 50 millones), lo que generará apenas 4 millones 780 mil toneladas de azúcar, muy por debajo de la media nacional de 5 millones 500 mil toneladas. Esto representa una caída del 25 por ciento frente a la zafra anterior, con una pérdida económica estimada en 10 mil pesos por hectárea, lo que impacta severamente a regiones clave como Veracruz, donde se produce el 38 por ciento del azúcar del país y una de cada siete personas depende de esta actividad.
A esta realidad se suma la presión comercial de Estados Unidos: mientras México exportará este año apenas 425 mil toneladas de azúcar autorizadas, importará 1.1 millones de toneladas de fructosa, provocando un desbalance comercial y una competencia desleal. “El 78 por ciento del azúcar nacional se consume internamente, pero sin condiciones de rentabilidad; el otro 22 por ciento se exporta a precios de dumping, por debajo incluso del costo nacional”, explicó.
Blackaller también denunció el efecto de campañas de salud que, dijo, han estigmatizado al azúcar de caña, sin distinguirla de edulcorantes ultraprocesados o jarabes de maíz con alta fructosa. Por ello, pidió a las Secretarías de Salud y Educación revisar sus políticas para que fomenten una buena alimentación sin satanizar a un producto natural con tradición agrícola.
Finalmente, advirtió que el cambio climático también ha impactado severamente los cultivos, con zonas extremas de sequía o humedad, y la presencia de plagas como el fusarium, detectado en regiones cañeras clave como Quintana Roo, Campeche, Tabasco, Veracruz y la Huasteca Potosina. Frente a esta crisis, los cañeros mexicanos reiteran su compromiso con el país y su disposición al diálogo, en espera de que el Gobierno de México brinde el respaldo que esta noble industria requiere.