Crisis Ecológica en Cuitzeo: Un Espejo de Agua en Riesgo
En una situación sin precedentes, el lago de Cuitzeo, el segundo más grande de México, enfrenta una crisis ecológica alarmante. Con una extensión de más de 4 mil kilómetros cuadrados, este cuerpo de agua, que colinda con el estado de Guanajuato, ha perdido cerca del 70% de su superficie acuática, según alertan ambientalistas de la región.
Desde el puente que conecta la cabecera municipal de Cuitzeo con la carretera hacia Morelia, se evidencia una desoladora imagen: tanto la parte poniente como la oriente del lago están desecadas. Esta última, que solía mantener cerca de un metro de profundidad tras las lluvias, ahora se encuentra completamente seca. La sequía del año pasado jugó un papel crucial en esta situación, dejando al área poniente casi sin agua y reduciendo significativamente la oriente a solo 40 centímetros de profundidad, la cual se ha ido evaporando hasta desaparecer antes de diciembre.
Este fenómeno, inusual incluso en tiempos de estiaje, es un claro indicativo de la grave situación que enfrenta el lago. Antes, el área se recuperaba tras el periodo de lluvias; sin embargo, este año, la recuperación no se produjo, lo que ha generado una alarma ambiental sin precedentes. La situación es tan evidente que cualquier automovilista que transite por la autopista desde la caseta de Zinapécuaro hasta el acceso a Cuitzeo puede observar la transformación del lago en un área dominada por pastizales y hierba acuática.
Actualmente, el lago de Cuitzeo, que se extiende entre Michoacán y Guanajuato y es atravesado por un puente carretero de cuatro kilómetros, solo conserva un 30% de su extensión acuática original. Gatulia Maycotte, líder de la organización Amigos del Lago de Cuitzeo, advierte que esta situación afectará a al menos una decena de poblados cercanos, provocando tormentas de tierra y un aumento en enfermedades gastrointestinales, respiratorias, dermatológicas y oculares, especialmente en infantes y adultos mayores.
Estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) atribuyen esta crisis a una combinación de factores como el cambio climático, la deforestación en las zonas montañosas de Morelia y Charo, y la sobreexplotación del agua para uso agropecuario y abastecimiento de poblaciones. Además, el crecimiento de asentamientos humanos y la perforación de pozos, junto con un manejo inadecuado de las compuertas de distribución, han acelerado la degradación del lago, que comenzó a sufrir daños desde 1929 debido a sus características geohidrológicas.
Esta situación plantea un reto urgente para las autoridades y la sociedad, invitando a una reflexión profunda sobre el impacto de las actividades humanas en nuestros ecosistemas y la necesidad de adoptar medidas inmediatas para preservar el patrimonio natural de México.