Comunidad UNAM exige acciones firmes por Palestina
Ciudad de México.– En un acto cargado de simbolismo y convicción política, integrantes de la comunidad universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –maestros, estudiantes y trabajadores sindicalizados– manifestaron su repudio a los actos de violencia cometidos contra el pueblo palestino y exigieron a la institución una postura más decidida en defensa de los derechos humanos y la justicia internacional.

Reunidos frente al espejo de agua ubicado entre la Rectoría y las islas, en Ciudad Universitaria, los manifestantes reprocharon al rector Leonardo Lomelí la tardanza en pronunciarse de manera clara contra lo que denominaron como actos genocidas del gobierno de Israel. Enfatizaron que, a dos años del inicio de las agresiones intensificadas en la Franja de Gaza, la Universidad no puede permanecer indiferente ante la tragedia humanitaria que vive el pueblo palestino.
Como parte del acto simbólico, fue plantado un árbol de olivo —emblema de la resistencia y esperanza palestina—, en un gesto de solidaridad con la nación ocupada y como llamado a una “Palestina libre”. La comunidad expresó que, más allá de exigir la liberación de la estudiante Arlin Gabriela Medrano Guzmán, la UNAM tiene la responsabilidad moral y académica de romper cualquier tipo de relación institucional con el gobierno de Israel y sus universidades.
El grupo de profesores organizados bajo el colectivo Academicxs con Palestina encabezó la lectura del pronunciamiento, donde se planteó con firmeza la necesidad de desvincularse de manera definitiva de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de la Universidad Ben Gurion, como muestra de coherencia con los valores humanistas que defiende la máxima casa de estudios.
“Como Universidad pública y autónoma, tenemos un deber ético y político con los pueblos oprimidos del mundo. El silencio institucional también es cómplice”, expresaron. En ese tenor, hicieron entrega de un pliego petitorio al rector Lomelí, exigiendo que se transparente toda relación académica, científica o comercial con entidades vinculadas al gobierno israelí y se suspendan de inmediato cualquier tipo de contratos.
Las consignas “Lomelí, carajo, rompe ya con Netanyahu”, “No es una guerra, es genocidio” y “Libre y vivo el pueblo del olivo” retumbaron con fuerza en las inmediaciones de la Rectoría, dejando claro el sentir de una parte importante del cuerpo universitario que no está dispuesto a guardar silencio ante lo que consideran una violación sistemática a los derechos del pueblo palestino.
En un momento de definiciones y ante una coyuntura internacional compleja, la UNAM —institución formadora de conciencias críticas— enfrenta el desafío de asumir una postura ética alineada con los principios universales de la justicia, la paz y los derechos humanos. La comunidad universitaria ha hablado, y el llamado es claro: romper con el silencio, y con ello, fortalecer el compromiso de México con la solidaridad internacional.