Compras públicas: motor estratégico para fortalecer la industria mexicana

La administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha delineado una ambiciosa estrategia para consolidar el desarrollo económico del país a través del fortalecimiento de la industria nacional. Con el Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 y el Plan México como ejes rectores, se establece una meta clara y legalmente vinculante: al menos el 50 % de las compras públicas deberán provenir de manufactura mexicana para el año 2030.

Este objetivo no es solo una directriz política, sino una obligación jurídica sustentada en el artículo 26 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público. De acuerdo con esta norma, toda planeación de adquisiciones debe alinearse con los objetivos prioritarios del Plan Nacional de Desarrollo. Así, procesos antes vistos como simples trámites administrativos, como las compras realizadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o Petróleos Mexicanos (PEMEX), ahora se posicionan como herramientas clave para detonar inversión, innovación y justicia social.

El nuevo modelo de desarrollo económico plantea un papel transformador del Estado: de mero regulador a socio estratégico del sector privado. Empresas como Lexmark son un claro ejemplo del impacto de esta visión. Desde su planta ubicada en Ciudad Juárez, Chihuahua, esta compañía ha generado más de 13,000 empleos directos y produce diariamente más de 12,000 cartuchos de tóner, exportados a más de 170 países. A la par de su eficiencia industrial, Lexmark ha consolidado su compromiso con la sostenibilidad al ser certificada como planta CarbonNeutral, e invirtió recientemente 60 millones de pesos en la ampliación de su capacidad productiva.

La participación de proveedores como Lexmark en adquisiciones gubernamentales es fundamental. Su presencia real en el país y su alineación con los objetivos de sostenibilidad e innovación permiten que dependencias como el IMSS, el SAT, el Consejo de la Judicatura, la CFE, PEMEX, la Secretaría de Salud, el INE y el Banco del Bienestar se conviertan en motores de desarrollo, siempre que privilegien en sus compras los procedimientos de Licitación Pública Nacional con proveedores nacionales.

En este contexto, la sustitución de importaciones ya no es una meta distante, sino un compromiso palpable con la soberanía productiva. Fortalecer las cadenas de valor internas, reactivar sectores industriales clave y posicionar a México entre los 10 principales exportadores del mundo son líneas de acción prioritarias que requieren de un enfoque de compras públicas con visión de Estado.

En resumen, los planes estratégicos del actual gobierno no solo redefinen el papel del Estado como comprador, sino que imponen obligaciones concretas a todas las dependencias: utilizar las adquisiciones como palanca para el crecimiento nacional. Casos como el de Lexmark demuestran que es posible lograr un equilibrio entre eficiencia, innovación y desarrollo industrial desde México, con empleos dignos, sostenibilidad y soberanía tecnológica.