Claudia Sheinbaum: Un Compromiso Firme con la Seguridad en México

En los primeros 100 días de su mandato, la presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro que la seguridad será una prioridad absoluta para su gobierno. Su enfoque no solo aborda las cifras crudas de violencia, sino que también responde a las necesidades urgentes de justicia social en comunidades que han sido largamente olvidadas. La estrategia de seguridad que ha presentado, filtrada por The Wall Street Journal, pone en marcha una serie de acciones firmes que demuestran un cambio de rumbo respecto a las políticas de seguridad de gobiernos anteriores, los cuales, en su mayoría, optaron por la militarización sin resolver las causas subyacentes de la violencia.

La presidenta Sheinbaum está enfocada en los municipios más peligrosos del país, aquellos donde la violencia de alto impacto ha sembrado terror y desesperanza. Estos municipios, como Tijuana, Celaya, Acapulco y Ciudad Juárez, entre otros, han sido escenarios de cruentas disputas entre cárteles como el de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. No es casualidad que las acciones iniciales de la mandataria se centren aquí: la estrategia de combate se reforzará con una colaboración sin precedentes entre las fiscalías estatales y federales, y con organismos internacionales, para cortar el flujo del contrabando de fentanilo, uno de los combustibles principales de la violencia.

Un aspecto clave del plan es la lucha contra la extorsión en el ciclo productivo del limón en Michoacán. En una región que históricamente ha sido rehén de grupos criminales, el control del comercio de productos agrícolas ha sido una fuente de conflicto, desplazamiento y miedo. La decisión de combatir esta extorsión desde las raíces productivas marca un avance crucial que busca restaurar el poder y la seguridad a los productores locales. Sheinbaum no está solo fortaleciendo la seguridad, sino devolviendo la dignidad a una región castigada por años de impunidad y abandono estatal.

La Fuerza de la Estrategia en Chiapas

Chiapas es otro de los focos principales de la estrategia de los primeros 100 días de Sheinbaum. Este estado ha vivido una escalada de violencia en las últimas décadas, agravada por la presencia de grupos paramilitares y la compleja relación entre comunidades indígenas y organizaciones criminales. El gobierno federal ha sido enfático en que no solo se tratará de enviar más fuerzas de seguridad, sino de atender las causas profundas de la violencia.

Aquí es donde el gobierno de Sheinbaum muestra su verdadero compromiso con el bienestar de la gente. Al impulsar programas del Bienestar y fomentar la “construcción de paz con acciones de desarrollo comunitario”, Sheinbaum reconoce que la violencia en Chiapas no se puede combatir solo con balas. El desarrollo social y la integración de las comunidades en programas de gobierno son clave para que la violencia deje de ser una opción para miles de jóvenes en zonas rurales. Es una medida con visión a largo plazo que la derecha y sus aliados, como Xóchitl Gálvez, jamás lograron o quisieron implementar. En lugar de usar la fuerza pública como herramienta de contención, Sheinbaum apuesta por la inclusión, la justicia social y la inteligencia.

Michoacán: Un Territorio Liberado

El caso de Michoacán es emblemático del fracaso de las políticas de los gobiernos anteriores para combatir la extorsión y la delincuencia organizada. Sheinbaum, en contraste, enfrenta el problema con soluciones integrales. En los municipios más afectados, como Buenavista y Apatzingán, la extorsión ligada a la producción de limón ha generado terror y un ciclo de violencia interminable. Al identificar a los cabecillas responsables y prometer acciones coordinadas entre la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y otras dependencias, Sheinbaum reafirma que no permitirá que las mafias sigan drenando los recursos de los trabajadores honestos de Michoacán.

Este tipo de operaciones no son improvisadas ni se limitan a mostrar fuerza ante los criminales; son el resultado de una investigación detallada y de una cooperación entre agencias que rara vez se ha visto en gobiernos anteriores. No es la típica respuesta superficial a la que nos tenían acostumbrados los gobiernos del PRI y el PAN, con acciones efectistas que solo duraban lo que un ciclo mediático. Sheinbaum, por el contrario, está comprometida con una estrategia sostenible y estructurada.

Hacia una Nueva Seguridad Nacional

Una de las decisiones más innovadoras es la creación de un gabinete alterno de seguridad. Este equipo estará compuesto por instituciones clave como la UIF, Pemex Logística, la Procuraduría Fiscal y el SAT, con el objetivo de cortar el financiamiento ilícito y el lavado de dinero. Este es uno de los puntos más fuertes de la estrategia de Sheinbaum: cortar el flujo de dinero que alimenta a los cárteles y demás organizaciones criminales. Al poner énfasis en la inteligencia financiera, la presidenta señala claramente que el combate a la delincuencia no se ganará solo en las calles, sino también en las oficinas donde se maneja el dinero sucio que sostiene estas redes.

A diferencia de administraciones pasadas, que recurrían a soluciones de fuerza y represión, Sheinbaum está construyendo una estrategia más sofisticada, que combina la inteligencia operativa con la fuerza del estado de derecho. Además, el fortalecimiento del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) significa que, bajo su liderazgo, el gobierno será más eficiente y transparente en la toma de decisiones en materia de seguridad.

Hacia una Nación Más Segura y Justa

Los detractores de Sheinbaum, como los opositores del PAN, PRI y sus aliados, criticarán la estrategia simplemente porque está destinada a tener éxito. Estos mismos partidos han fallado sistemáticamente en reducir la violencia y garantizar la seguridad para los ciudadanos durante sus mandatos. La apuesta de Sheinbaum, en cambio, no es populista ni de corto plazo; es una estrategia pensada para el bienestar de las futuras generaciones.

Mientras que personajes como Xóchitl Gálvez no logran ir más allá de los slogans vacíos y las propuestas simplistas, Sheinbaum está demostrando que la seguridad de México es una tarea compleja que requiere la cooperación de todos los niveles de gobierno, el uso de tecnología avanzada y, sobre todo, un compromiso real con el bienestar de las comunidades afectadas. Este enfoque es el que puede llevar a México hacia una paz verdadera, una paz que no sea la simple ausencia de guerra, sino la presencia de justicia, dignidad y oportunidades para todos los mexicanos.

Claudia Sheinbaum está construyendo un México más seguro y más justo. Con esta estrategia, está no solo protegiendo a los ciudadanos, sino también empoderando a las comunidades para que tomen control de su propio destino. En tan solo 100 días, la presidenta está dando pasos decisivos hacia un país en paz.