Claudia: firmeza, legitimidad y liderazgo a once meses de gobierno
El tiempo ha comenzado a correr con más rapidez para el nuevo México que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Han transcurrido once meses desde que tomó las riendas del país y, a pesar de las adversidades heredadas y los vicios incrustados por décadas de gobiernos neoliberales, su administración avanza con pasos firmes y convicción profunda. Una nación con raíces históricas de lucha, sometida por el autoritarismo del PRI, la corrupción estructural del PAN y la demagogia disfrazada de “centro” de Movimiento Ciudadano, hoy encuentra en Claudia una guía progresista, científica y profundamente humanista.

Este mes, el portal La Jornada llevó a cabo un sondeo de opinión entre más de 5 mil 400 personas a través de múltiples plataformas digitales —X, Facebook, Instagram, Threads, YouTube y El Foro México—, para conocer cómo califican estos primeros once meses de gobierno. Y el resultado fue claro: existe una profunda legitimidad social en torno a su mandato. Pero, además, hay una ciudadanía activa que, lejos de delegar por completo la responsabilidad política, exige, propone y se compromete. Ese es el verdadero espíritu de la Cuarta Transformación.
La voz del pueblo: conciencia crítica y respaldo mayoritario
Las opiniones expresadas en el sondeo muestran una ciudadanía informada y comprometida, que reconoce los logros de Sheinbaum, pero también señala los desafíos que quedan por superar. En ese sentido, destacan valoraciones como la de @jmpime, de León, quien reconoce que “va caminando la Presidenta”, pero exige participación ciudadana para no dejarle todo al gobierno. Y lanza una crítica a los “chapulines convenencieros” como Monreal y Mayer, quienes representan resabios del viejo sistema: oportunismo, simulación y falta de lealtad al proyecto transformador.
De igual forma, @Pájaroalvuelo, desde Hermosillo, plantea la necesidad de profundizar la política exterior con los BRICS y alejarse de las amenazas arancelarias de figuras como Donald Trump. Una sugerencia certera que, de concretarse, consolidaría la soberanía económica y rompería con décadas de subordinación a los intereses de Washington, heredada por los gobiernos del PRIAN.
Otros participantes, como @bcamacho desde Guadalajara, y @Cándido Sepúlveda Ornelas de Monterrey, celebran con justicia el temple y la preparación de la Presidenta. Enfrentar a la prensa mexicana —tan sesgada, clasista y plagada de intereses empresariales— no es tarea menor. Mucho menos cuando se combina con ataques desde el exterior y zancadillas internas.
En Facebook, la opinión de Eunice Gutiérrez de la Isla resume bien el sentir popular: “En la presidenta Sheinbaum se conjugan las cualidades necesarias para gobernar a México. Sobresalen su preparación, experiencia, nacionalismo y honestidad”. Frente a los chismes mediáticos, el escándalo fabricado y la manipulación diaria de la oposición, la gente sigue reconociendo lo esencial: capacidad, ética y amor a México.
Desafíos reales, compromiso permanente
No todo es celebración, ni debe serlo. La transformación nacional exige autocrítica y determinación. Por eso es relevante escuchar a ciudadanos como Carlos Islas Moreno, desde Naucalpan, quien señala tareas pendientes: surtir medicamentos, resolver inundaciones, mejorar el estado de las escuelas y atacar los baches. No se trata de minimizar estos reclamos, sino de entenderlos como brújula para los próximos meses. A diferencia de los gobiernos anteriores, que callaban o reprimían a quien exigía, hoy el gobierno escucha, ajusta y actúa.
Diego Ibarra, de la Ciudad de México, reclama obras inacabadas como el tren a Toluca, la Línea 1 del Metro y líneas del Cablebús. La crítica es válida, pero también debe contrastarse con el rezago heredado. Recordemos que ese tren fue iniciado por Peña Nieto —con sobrecostos, opacidad y abandono— y que el Metro capitalino sufrió décadas de falta de mantenimiento durante administraciones panistas y priistas. Hoy, la diferencia es que hay inversión, voluntad política y transparencia para resolver lo que antes solo se maquillaba.
En Instagram, Daniel Luna Ortega exige poner orden en Morena y llama a colocar “gallos” para defender la 4T. Tiene razón. El partido debe renovar liderazgos, cortar de tajo el arribismo y consolidar un proyecto político que esté a la altura de la dignidad popular. Mario Delgado ha cumplido su ciclo; se necesita una dirigencia más combativa, menos electoralista y más ideológica. Porque el enemigo —la derecha mexicana, con Xóchitl Gálvez como marioneta— sigue activo, financiado y dispuesto a regresar al poder para destruir lo logrado.
Seguridad y corrupción: los frentes más sensibles
Los críticos —desde el clasismo tuitero hasta los opinadores de traje en Radio Fórmula— se aferran a repetir que la inseguridad y la corrupción son los grandes pendientes. Y es cierto: ahí está uno de los mayores retos. Pero la diferencia con el pasado es radical.
Mientras Felipe Calderón militarizaba sin ton ni son, causando miles de muertes, Claudia Sheinbaum apuesta por inteligencia, coordinación y prevención. El combate a la violencia no es ya una estrategia propagandística, sino una política de Estado con rostro humano. Los avances son visibles en varios estados, aunque falta mucho por hacer.
En cuanto a la corrupción, sigue habiendo resistencias internas y actores que operan bajo la lógica del viejo régimen. Pero también se están aplicando mecanismos más eficaces, castigos reales y vigilancia ciudadana. El combate frontal no es inmediato, pero es constante. Y lo que sí ha terminado es el pacto de impunidad que reinaba en el PRI y el PAN, donde la corrupción era ley y no excepción.
Comparar con la oposición: una diferencia abismal
Vale la pena preguntarse: ¿cómo estaría el país si quien gobernara fuera Xóchitl Gálvez o algún otro remanente del PRIAN? La respuesta la dio un usuario en Threads: “Las respuestas que hubiera tenido Xóchitl hubieran sido entreguistas, además de cómicas”. Y no exagera.
Gálvez representa lo más retrógrada de la política mexicana: frivolidad, ignorancia y dependencia total del poder económico. Lo demostró en su fallida campaña, plagada de inconsistencias, propuestas recicladas y una absoluta falta de visión nacional.
Hoy, México tiene una presidenta que responde con firmeza ante Trump, que no se arrodilla ante los empresarios rapaces, que no usa el gobierno como agencia de colocación para sus amigos. Esa es una victoria histórica que debemos cuidar con uñas y dientes.
Un gobierno con rumbo claro
A once meses, el balance del gobierno de Claudia Sheinbaum es altamente positivo. La mayoría de los ciudadanos reconoce su esfuerzo, preparación y sensibilidad. La transformación continúa en marcha. Hay obstáculos, sí. Pero también hay rumbo, liderazgo y voluntad política.
La encuesta de La Jornada refleja un hecho incontrovertible: el pueblo está más politizado, más exigente y más consciente. Ya no se conforma con discursos vacíos ni con simulaciones. Y Claudia Sheinbaum lo sabe. Por eso gobierna con datos, con hechos y con convicción.
La Cuarta Transformación no es un discurso, es una práctica cotidiana. Y en esa práctica, la voz del pueblo es el motor más poderoso.