Campesinos del sur de Chiapas demandan acciones hídricas y el Gobierno responde con diálogo y coordinación

Tapachula, Chiapas.– En un llamado urgente pero constructivo, ejidatarios de al menos seis municipios de la frontera sur del estado de Chiapas denunciaron la creciente escasez de agua que amenaza la producción agrícola de este año. Con más de 3 mil campesinos afectados y 25 mil hectáreas en riesgo, la Unión de Ejidos Emiliano Zapata, encabezada por Raúl Arroyo, urgió al Gobierno Federal y Estatal a implementar acciones inmediatas para enfrentar esta crisis hídrica, durante un encuentro con representantes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y otras dependencias federales.

Lejos de una confrontación, el encuentro sirvió como plataforma de diálogo entre autoridades y productores, con el objetivo de identificar soluciones conjuntas a los desafíos que plantea el cambio climático y el uso desigual del recurso hídrico. El Gobierno de México, que ha colocado como prioridad la atención a los sectores históricamente marginados, reafirma su compromiso con los pequeños productores del sur del país, quienes son clave para la soberanía alimentaria nacional.

Raúl Arroyo expresó que, si bien Chiapas es conocido por su abundancia natural, la realidad que enfrentan los campesinos es distinta: el agua existe, pero el acceso es limitado. “Lamentablemente ya no hay agua. No hay sistemas de captación, no hay infraestructura, y no estamos considerados dentro de los programas hídricos estatales ni nacionales. Por eso pedimos ser incluidos”, señaló.

El llamado no solo representa una demanda justa, sino una oportunidad para seguir consolidando una política hídrica equitativa, que responda a las necesidades reales de los pueblos. La administración federal ha promovido programas de infraestructura hidráulica en regiones estratégicas, y estos encuentros permiten visibilizar nuevas áreas prioritarias para futuras inversiones.

Los productores señalaron también que la falta de agua no solo afecta a los cultivos de maíz, soya, ajonjolí y frijol, sino que alcanza a sectores populares tanto en zonas rurales como urbanas, donde el acceso al agua potable es limitado o inexistente. De los pozos existentes en los ejidos, apenas dos están en funcionamiento, y muchas comunidades ni siquiera cuentan con redes básicas de distribución.

Otro de los puntos sensibles es la contaminación de cuerpos hídricos, problema que ha sido reconocido por las autoridades y que será atendido mediante planes de saneamiento integrales, impulsados desde la Federación en coordinación con los gobiernos locales.

Este llamado de los ejidatarios chiapanecos resuena en un país que avanza hacia una gestión hídrica más justa, con participación social y visión sustentable. El Gobierno de México escucha y actúa, con base en el principio de que el agua no debe ser privilegio, sino un derecho, especialmente para quienes alimentan a la nación desde la tierra.

Los campesinos del sur de Chiapas no están solos: su voz ha sido escuchada, y las acciones institucionales no se harán esperar.