Atenco revive con orgullo la Batalla de Puebla: dignidad y tradición en cada detonación
San Salvador Atenco, Mex. Con cañoncitos de pólvora, machetes en mano y el corazón lleno de historia y dignidad, campesinos de Atenco y miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) volvieron a llenar de vida, orgullo y tradición las calles y campos de su comunidad al escenificar, como cada 5 de mayo, la histórica Batalla de Puebla. En esta conmemoración, zacapoaxtlas y franceses se enfrentaron en un espectáculo cargado de simbolismo, resistencia cultural y amor patrio.

Desde las primeras horas del día, los pobladores se prepararon para la jornada. Los zacapoaxtlas —vestidos con pantalones de manta, camisas negras, paliacates rojos y huaraches— pintaron sus rostros de negro, portaron sus machetes y rieles, e incluso mordían patas de pollo como parte de sus tradicionales caracterizaciones. Los “franceses”, por su parte, lucieron sus distintivos pantalones rojos, camisolas azules y sombreros altos, armados con espadas y pistolas.
La escenificación comenzó con las visitas de ambos bandos a las casas de sus generales, “La Naca” y “Guadalupe La Chinaca”, y posteriormente fueron abanderados por las autoridades municipales. La jornada continuó con una visita a la iglesia local, donde se pidió protección al santo de Esquipulas antes de lanzarse al campo simbólico de batalla.
La plaza principal, las calles y los campos frente al parque Los Ahuehuetes fueron testigos de tres batallas representadas con rigor y entusiasmo. Al sonido vibrante de la chirimía y las bandas de viento, los cañones de madera y acero fueron detonados una y otra vez, haciendo retumbar la tierra en una representación épica que honró la memoria de quienes defendieron la patria en 1862.
La escena culminante se vivió en los campos, donde el enfrentamiento cuerpo a cuerpo evocó la intensidad de aquel suceso histórico. Los zacapoaxtlas, acompañados del primer batallón Indios Serranos con sus trajes tradicionales, lograron la simbólica victoria sobre las tropas francesas, en una dramatización que va mucho más allá del espectáculo: es un acto de reafirmación identitaria y resistencia cultural.
“Estamos recordando a nuestros ancestros matadores de pato, cazadores, que lucharon al lado del Ejército de Oriente”, expresó uno de los generales zacapoaxtlas. “Aquí de lo que se trata es no deslavarnos ni el rostro ni el corazón. La patria no se vende, se ama y se defiende”.
Esta festividad es especialmente significativa para los habitantes de Atenco, símbolo nacional de lucha social tras haber defendido sus tierras del fallido proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). La escenificación de la Batalla de Puebla se convierte así en una declaración viva de que, para este pueblo digno y organizado, la memoria histórica se honra con acción y la tradición se convierte en motor de unidad comunitaria.
Una vez más, Atenco demostró que el espíritu de los pueblos está hecho de historia, cultura y resistencia.