Importación récord: México depende del exterior para su maíz

En el primer semestre de 2023, México enfrentó un desafiante panorama en el sector agrícola, con un dato preocupante: casi la mitad del maíz consumido en el país fue importado. Según datos recopilados por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), las importaciones de maíz, trigo, sorgo, soya, frijol y arroz cerraron el periodo en niveles récord tanto en valor como en volumen.

Durante este periodo, México consumió un total de 33 millones 815 mil toneladas de maíz blanco y amarillo. De esta cifra, solo 17 millones 674 mil toneladas se produjeron en territorio nacional, mientras que asombrosamente, 16 millones 523 mil toneladas se importaron del extranjero, representando así el 49 por ciento del consumo total.

El incremento en las importaciones de maíz, trigo, sorgo, soya, frijol y arroz fue del 8 por ciento en el primer semestre de 2023, en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que demuestra una mayor dependencia del país en cuanto a alimentos básicos. Además, el valor de estas compras aumentó un 6.3 por ciento, alcanzando los 6 mil 178 millones de dólares en los primeros seis meses del año en curso.

El GCMA, al analizar las tendencias, destacó que las importaciones de maíz continúan en aumento, llegando a acumular hasta junio 9.8 millones de toneladas métricas. Por otro lado, las importaciones de trigo también experimentaron un incremento del 5.9 por ciento debido a la disminución en la producción nacional y a los precios favorables en el mercado internacional.

Por el contrario, el sorgo experimentó una reducción significativa del 64 por ciento en sus importaciones, gracias al aumento en la producción nacional. Sin embargo, la situación no fue igualmente positiva para la soya, donde se observó una reducción en todas sus variables, especialmente en la superficie cosechada y la producción nacional, lo que podría generar preocupaciones sobre su abastecimiento.

La situación del frijol tampoco fue alentadora, ya que la baja cosecha nacional y la caída en su precio de importación llevaron a un incremento en las compras al extranjero en comparación con el año anterior. Por otro lado, las importaciones de arroz se redujeron en un 8.3 por ciento, a pesar de que el país sigue teniendo una fuerte dependencia de este cereal.

Uno de los factores que agravan la situación es que, mientras las importaciones continúan en aumento, la superficie de cosecha en México se ha estancado. En el primer semestre de 2023, la superficie cultivada se ubicó en 3 millones 958 mil hectáreas, apenas un 0.03 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 3 millones 957 mil hectáreas.

La producción de granos del país también mostró un crecimiento modesto del 2.2 por ciento en el primer semestre de 2023. A pesar del incremento, la cifra alcanzó solo 17 millones 674 mil toneladas, lo que contrasta con las 17 millones 289 mil toneladas producidas en los primeros seis meses del año anterior. Estas cifras ponen de relieve la necesidad de impulsar y mejorar las políticas agrícolas para fortalecer la producción nacional y disminuir la dependencia de las importaciones.

El panorama agrícola en México requiere atención inmediata por parte de las autoridades y los actores involucrados en el sector. Es vital desarrollar estrategias que fomenten el crecimiento y la diversificación de la producción agrícola nacional, incentivando el uso de tecnología y buenas prácticas que mejoren la productividad y aseguren la seguridad alimentaria de la población.

Además, es fundamental revisar y fortalecer los acuerdos comerciales y la política de importaciones de granos básicos, con el fin de garantizar el abastecimiento oportuno y a precios justos para el mercado interno. A su vez, es importante seguir promoviendo la investigación y la innovación en el campo agrícola, para que los productores puedan enfrentar los desafíos climáticos y mejorar la competitividad del sector.

La situación actual demanda la colaboración y el compromiso tanto del gobierno como de los productores, distribuidores y consumidores, con el objetivo de asegurar un futuro más sostenible y resiliente para el sector agrícola de México. Solo con esfuerzos conjuntos y decisiones informadas se podrá superar este reto y construir un sistema alimentario más sólido y equitativo para todos los mexicanos.