EE. UU. Reconoce Urgencia en Frenar Tráfico de Armas a México

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, reconoció en una conferencia de prensa realizada este jueves en su residencia oficial, la urgente necesidad de incrementar los esfuerzos para frenar el tráfico ilegal de armas provenientes de su país hacia México. Salazar afirmó que el problema del tráfico ilícito de armas, así como la violencia y el trasiego ilegal de fentanilo, son temas complejos que no se resolverán en corto plazo.

Durante una reunión en Palacio Nacional, integrantes del gabinete de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador expusieron que aproximadamente 200 mil armas ingresan anualmente de manera clandestina a México y caen en manos del crimen organizado. En el encuentro, representantes de la Casa Blanca abordaron con las autoridades mexicanas temas de seguridad, destacando la necesidad de cooperación para enfrentar este grave problema.

“Es un hecho preocupante que el 70 por ciento de las armas que llegan de manera ilegal a México provienen de Estados Unidos”, señaló el embajador Salazar en la rueda de prensa. Esta cifra pone de manifiesto la importancia de una mayor colaboración y coordinación entre ambas naciones para detener el flujo de armamento hacia el sur de la frontera estadounidense.

Ante las preguntas sobre las acciones concretas que se llevarán a cabo para abordar este desafío, Salazar destacó el compromiso de la administración del presidente Joe Biden de incrementar el intercambio de información con México a través del sistema “eTrace”. Dicho sistema permitirá rastrear el origen de cada arma y facilitará los esfuerzos de las autoridades para combatir el tráfico ilegal de armas.

Además, el embajador mencionó que el número de agentes en la frontera encargados de luchar contra el trasiego de armamento se verá aumentado. Este esfuerzo tiene como objetivo fortalecer la vigilancia y el control en los puntos críticos por donde se intenta introducir armas de manera ilegal a México.

Un factor crucial para el avance en la lucha contra el tráfico de armas ha sido la Ley bipartidista de comunidades más seguras, promulgada por el presidente Biden en junio del año pasado. Esta legislación estableció el tráfico internacional de armas como un delito grave, lo que ha permitido incrementar las investigaciones y enjuiciamientos contra traficantes en un significativo 217 por ciento desde su implementación. Hasta la fecha, se han abierto 206 casos judiciales contra personas involucradas en el contrabando de armas hacia México.

El rastreo minucioso de las armas decomisadas ha proporcionado valiosa información sobre las rutas utilizadas por los traficantes y el origen geográfico de las mismas. Según lo informado por Salazar, los esfuerzos de las autoridades se concentran principalmente en los estados de Arizona y Texas, regiones de donde proviene la mayor parte del armamento confiscado en México.

Las investigaciones en curso también se han extendido a las empresas que han vendido armas a las redes de traficantes. En este sentido, el embajador fue enfático al señalar que estas empresas serán llevadas ante la justicia y juzgadas por su implicación en el tráfico ilegal de armas que afecta la seguridad y estabilidad de ambos países.

Es importante destacar que esta problemática no solo afecta a México, sino que también tiene un impacto directo en la sociedad estadounidense. El flujo de armas ilegales hacia México contribuye a perpetuar la violencia en la región, afectando a comunidades y familias en ambos lados de la frontera.

El compromiso expresado por el embajador Salazar es un primer paso en la dirección correcta. No obstante, la magnitud y complejidad del problema requieren de una colaboración sostenida entre ambos países, así como de un enfoque integral que incluya acciones en el ámbito legislativo, el fortalecimiento de los controles fronterizos y una mayor cooperación entre las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley.

La situación demanda un esfuerzo conjunto para erradicar el tráfico ilícito de armas y, con ello, avanzar hacia un ambiente más seguro y pacífico tanto para México como para Estados Unidos. La lucha contra este flagelo es una responsabilidad compartida que no debe ser soslayada, pues solo con una respuesta unida se podrá aspirar a alcanzar resultados significativos y duraderos en beneficio de ambas naciones.