La falta de análisis y resultados decepcionantes de la alianza PRI-PAN-PRD en las elecciones estatales

Después de las elecciones en Coahuila y el Estado de México el pasado 4 de junio, se ha centrado la atención en el desempeño de Morena y el PRI, la victoria del primero sobre el segundo en el estado mexiquense y la amplia victoria del PRI en Coahuila luego de la fractura generada por los aliados de Morena. Sin embargo, un aspecto que ha pasado desapercibido y que resulta fundamental es la contribución real de los aliados del PRI, el PAN y el PRD a estos resultados.

Aunque parezca no ser lo más relevante, la alianza antinatural entre fuerzas políticas con supuestas diferencias ideológicas merece un análisis pragmático y serio, lejos de los discursos propagandísticos y declaraciones emocionales destinadas a engañar a los votantes potenciales.

En Coahuila, donde la participación del PAN y el PRD era menos relevante debido a la fortaleza del PRI y la fractura en Morena, el PAN solo aportó el 6% de los votos, mientras que el PRD perdió su registro en el estado al no alcanzar ni siquiera el 3%. Estos resultados reflejan la debacle estatal del PAN, diluido casi por completo por el PRI en los últimos años.

En el Estado de México, la alianza también fracasó, a pesar de la tradición de trapacerías del PRI en la región. Enfrentándose a un pronóstico poco alentador en las encuestas que favorecía a Morena, la alianza PRI-PAN-PRD perdió la gubernatura, sufriendo un duro golpe. El PRD recibió menos del 3% de los votos y perdió su registro, mientras que el PAN aportó solo el 11% de los votos para la alianza, prácticamente igualando la cantidad obtenida por el Partido Verde en su alianza con Morena.

En resumen, el PAN ha mostrado una utilidad cuestionable como aliado en una coalición donde el PRD pierde registros y el PRI se convierte en la cuarta fuerza política del país en términos de gobernabilidad. Estos resultados plantean serias dudas sobre la efectividad de esta alianza y su capacidad para obtener resultados positivos.

En lugar de reconocer los resultados decepcionantes, los partidos aliados siguen proclamando su unidad y éxito. Sin embargo, como señala la psicóloga María de Jesús Ávala, una persona insegura actúa de manera desorientada, sin un análisis adecuado ni una acción positiva o resolutiva. Es necesario reflexionar sobre la inconsciencia de estos partidos ante los resultados obtenidos y su falta de autocrítica en busca de un mejor desempeño en el futuro.