¡Revolución en Morena! Candidatos de alto calibre desafían las expectativas y encienden la contienda presidencia
“Santa Simplicidad” La frase de Jan Hus pronunciada mientras su cuerpo comenzaba a sentir los tormentos de la hoguera, se utiliza para describir acciones que se realizan de manera irreflexiva, sin considerar su justicia o injusticia, sometiéndonos a ideas preconcebidas que se toman como reglas irrefutables.
En medio de ese humo y ese fuego, Jan Hus alcanza a ver a un anciano o una anciana humilde acercándose a la pila de leña ardiente para contribuir con unas pocas ramas al tormento padecido por el teólogo condenado. La persona de edad avanzada no conoce a Hus ni sabe la razón de su condena, ni tampoco entiende la tesis teológica que la iglesia reprime con severidad. Sin embargo, al tratarse de alguien que sufre el peor de los castigos, se solidariza con el grupo inquisidor y, de paso, gana unas cuantas indulgencias que le serán útiles cuando sea juzgado por Dios.
En el terreno político, después de años de sufrir la avalancha desinformativa y manipuladora de los medios masivos de comunicación, hay personas que, aunque piensan que han alcanzado la libertad de conciencia, aceptan de buen grado y sin ningún análisis personal, las ideas y posturas de otros a quienes consideran bien informados, mejor situados o con una larga trayectoria en asuntos políticos.
La santa simplicidad se desata cuando alguien manipula datos o información para obtener algún tipo de beneficio, imponiendo su visión como una verdad irrefutable a pesar de que esta presenta claroscuros o incluso abismos profundos. Esto va dirigido a un determinado grupo de “creyentes”. No se razona, simplemente se acepta como verdad propia la postura ajena y se comienza a difundir ese acto de fe, porque solo en la fe ciega se sostiene algo tan inexacto.
¿A qué viene todo esto? A la carrera presidencial rumbo al 2024. Desde ayer se puede observar un movimiento generalizado en las redes sociales, donde las posturas políticas comienzan a definirse a favor o en contra de los tres principales aspirantes de Morena. A estas alturas del juego, solo la oposición se engaña al pensar en una posible victoria con un candidato de última hora que pueda enfrentar y superar en las elecciones a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López. Eso simplemente no va a suceder.
Por eso toda la atención está centrada en los tres candidatos de Morena. Es cierto que existen otros aspirantes, pero son figuras que, aunque deseen ser candidatos, carecen del capital político y la experiencia evidente en los tres punteros.
Anoche se llevó a cabo una cena convocada por el presidente López Obrador, donde se acordaron los términos para asegurar la unidad dentro del partido, sin importar quién resulte electo en la contienda. Se establecieron acuerdos básicos para evitar conflictos y perjuicios que dañen al Movimiento. Una pieza de joyería política propia del mejor político que ha dado México en las últimas décadas y de su equipo de trabajo, del cual surgen los tres aspirantes a la presidencia
Esos acuerdos previos, alcanzados con los gobernadores, la dirección del partido y los principales candidatos, serán presentados el próximo domingo ante el Consejo Nacional de Morena. En esa reunión se determinará si estos acuerdos se convierten en reglas para una competencia sana y justa. Es importante destacar que el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, preside ese Consejo y también estuvo presente en la cena realizada hace dos noches.
Por otro lado, Marcelo Ebrard ha anunciado que presentará su renuncia al presidente el día 12 de este mes, tal como ya tenía planeado. Dejará su cargo como canciller, entre otras cosas, para evitar dar motivos que puedan sugerir que utiliza recursos públicos en su promoción personal. Marcelo ha tomado una decisión que le compete únicamente a él y ha actuado estratégicamente en su propio beneficio.
Sin embargo, los grupos más radicales de otras corrientes internas de Morena han comenzado a propagar la idea de que esto es una traición hacia el presidente y el Movimiento. Afirman que Marcelo se adelantó a los demás, que no esperó la decisión del Consejo y lo tachan de traidor. Estas acusaciones carecen de fundamentos sólidos y son parte de una campaña sucia que busca desacreditar a Ebrard.
¿Se adelantó Marcelo? Sí, lo hizo. ¿Y qué? ¿Acaso es malo tomar decisiones antes que los demás? No lo es. Hay grupos radicales de izquierda que llevan más de un año haciendo campaña abierta a favor de otro candidato interno. Es válido que muestren su respaldo, pero es deplorable la guerra sucia que utilizan como método de “convencimiento”.
¿Qué les duele a estos radicales? Les duele que la cancha que creían controlada y suya ahora tenga otros competidores que comienzan a mover sus fichas. Les duele que su poder de “convencimiento” basado en el lodo no haya sido tan efectivo como creían. Les duele que haya dos competidores más que están ganando terreno.
Marcelo Ebrard ha jugado bien y a su favor. No hay argumentos sólidos para tildarlo de traidor. Las reglas que se aprueben en el Consejo de Morena deben ser respetadas por todos, incluso si implican la renuncia anticipada de otros candidatos. Quizás Monreal deba esperar hasta el próximo periodo ordinario en el Congreso de la Unión, pero eso también se definirá en el Consejo Nacional.
Muchos han acusado a Marcelo Ebrard de traidor solo porque aquellos que tienen influencia en los grupos radicales de izquierda así lo dicen. La santa simplicidad de estos simpatizantes y militantes choca con la realidad que se muestra en la Conferencia Mañanera.
Hoy, el presidente López Obrador se ha expresado muy bien de los cuatro principales candidatos de Morena y ha afirmado que la decisión de Marcelo Ebrard es correcta y respetable. Incluso ha señalado que si el Consejo Nacional lo decide, los otros tres candidatos también deberán renunciar para garantizar una competencia en igualdad de condiciones. Mario Delgado ha expresado ideas similes y todo se aclarará el próximo domingo, al concluir la votación en el Consejo de Morena.
El despertar de las conciencias implica decir “NO” a la manipulación, a las afirmaciones sin fundamentos que provengan de cualquier fuente. Como pueblo libre de cadenas, tenemos la obligación de pensar y llegar a nuestras propias conclusiones, basándonos en la comparación y verificación de datos.
Debemos desterrar la santa simplicidad de nuestras posturas políticas. Solo la oposición actúa en el vacío y se basa en la publicidad que intentan imponer como verdad absoluta.
En este proceso rumbo a las elecciones presidenciales del 2024, es evidente que los tres principales aspirantes de Morena son figuras sólidas y con experiencia política. Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López cuentan con capital político y trayectoria que los respaldan. Por tanto, es comprensible que la atención se centre en ellos.
Recientemente, se llevó a cabo una cena convocada por el presidente López Obrador, en la que se acordaron términos para garantizar la unidad dentro del partido, sin importar quién resulte elegido en la contienda. Estos acuerdos, fundamentales para evitar conflictos internos, reflejan la habilidad política del presidente y su equipo de trabajo, del cual surgieron los tres principales candidatos.
Esos acuerdos serán presentados ante el Consejo Nacional de Morena, que se reunirá próximamente. Será en esa instancia donde se determinará si se convierten en reglas para una competencia justa y transparente. Es importante destacar que el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, preside dicho Consejo y estuvo presente en la cena mencionada anteriormente.
Por otro lado, Marcelo Ebrard ha anunciado su renuncia al cargo de canciller el próximo 12 de este mes, tal como tenía previsto. Esta decisión, que solo le concierne a él, tiene como objetivo evitar cualquier sospecha de uso de recursos públicos en su promoción personal. Marcelo ha tomado una decisión estratégica en beneficio propio, y es importante reconocer su capacidad de adelantarse a los movimientos de los demás.
Sin embargo, hay grupos internos de Morena que, desde una postura radical, han comenzado a difundir la idea de que esta renuncia es una traición al presidente y al Movimiento. Acusan a Marcelo de haberse adelantado y de no haber esperado la decisión del Consejo. Estas acusaciones carecen de argumentos sólidos y son parte de una campaña sucia que busca desacreditar a Ebrard.
Es necesario cuestionar estos señalamientos infundados. ¿Acaso adelantarse y tomar decisiones antes que los demás es algo malo? La respuesta es no. Es legítimo que haya grupos internos de Morena que respalden a otros candidatos desde hace más de un año, pero es lamentable que utilicen la guerra sucia como método de “convencimiento”.
Lo que realmente les duele a estos grupos radicales es que la cancha que creían controlada y suya ahora tenga otros competidores que están empezando a mover sus fichas. Les duele que su poder de “convencimiento” basado en ataques no haya sido tan efectivo como esperaban. Les duele que haya dos competidores más que están ganando terreno y que la balanza se esté equilibrando.
Marcelo Ebrard ha jugado de manera estratégica y a su favor. No existen fundamentos sólidos para tacharlo de traidor. Las reglas que se aprueben en el Consejo de Morena deben ser respetadas por todos, incluso si implican renuncias anticipadas de otros candidatos. Es posible que Ricardo Monreal deba esperar hasta el próximo periodo ordinario en el Congreso de la Unión para tomar una decisión similar, pero eso también será definido en el Consejo Nacional.
Es importante recordar que tanto el presidente López Obrador como Mario Delgado han expresado su apoyo y respeto hacia los cuatro principales candidatos de Morena. En la Conferencia Mañanera, el presidente se ha pronunciado positivamente sobre la decisión de Marcelo Ebrard y ha indicado que, si así lo decide el Consejo Nacional, los demás candidatos también deberán renunciar para asegurar una competencia equitativa.
El próximo domingo se despejarán las dudas y se tomarán decisiones importantes en el Consejo de Morena. Es necesario alejarse de la santa simplicidad y dejar de lado las afirmaciones infundadas. Como ciudadanos conscientes, debemos pensar de manera crítica y formar nuestras propias conclusiones basadas en datos verificables.
No podemos permitir que la manipulación y la falta de argumentos sólidos prevalezcan en el debate político. La unidad y la competencia justa deben ser los pilares de nuestro proceso electoral. Es momento de rechazar la desinformación y buscar la verdad a través del análisis y la reflexión personal.
En conclusión, la carrera presidencial rumbo al 2024 está en pleno desarrollo y los tres principales candidatos de Morena han generado un amplio debate. Las acusaciones infundadas y la santa simplicidad no deben tener cabida en nuestro proceso democrático. Es hora de pensar de forma crítica, analizar los datos y formar nuestras propias opiniones. Solo así podremos construir una sociedad informada y participativa.