La expansión de los casinos durante el sexenio de Vicente Fox y el papel de Santiago Creel
Durante el gobierno de Vicente Fox, los casinos experimentaron una expansión significativa, con Santiago Creel como facilitador de estos negocios. En aquel entonces, se emitieron un total de 153 permisos en todo el país.
El juego y las carreras de caballos son las pasiones de Creel. La emoción de apostar dinero, el grito y la cara enrojecida son su excitación al ganar o perder. La sudoración en sus manos es parte de su ritual, y siente cómo la sangre hierve en sus venas, dándole sabor a su vida. Esta es la simbiosis del negocio turbio y el privilegio del poder que corre por sus venas.
Es así como se otorgaron los permisos para los casinos, pero llama la atención que la mayoría de ellos fueran destinados a su amigo Juan José Rojas Cardona, conocido como “El Zar de los Casinos”. “Pepe”, como le llama Creel, siempre ha sido un colaborador del PAN en las campañas, y donó millones de pesos para la campaña de Fox. “El Zar de los Casinos” se apoderó de los clubes de apuestas e hipódromos más importantes en Tamaulipas, Chihuahua, Saltillo, Monterrey, Cuernavaca, CDMX y Naucalpan. Todo fluía de regreso, como Pepe le decía a Creel.
El problema con Pepe radica en que construyó su imperio controlando jueces, magistrados y ministros de la SCJN, todo con el objetivo de proteger su negocio ilegal. Contaba con el apoyo de Creel desde la Secretaría de Gobernación. Los permisos salían de Bucareli y llegaban a las manos de Pepe en Monterrey. Los casinos se multiplicaron rápidamente, pero también lo hizo la fortuna y el poder del Zar. Además, con el consentimiento de Creel y Fox, el Zar elegía y colocaba a presidentes municipales, gobernadores, diputados y senadores.
Otro problema con Pepe fue que estableció una alianza con Arturo Beltrán Leyva, quien en aquel entonces controlaba Nuevo León y San Pedro Garza. La seguridad de los casinos estaba en manos de los Beltrán Leyva, y estos casinos se utilizaban como lavado de dinero. El Cártel de Sinaloa también incursionó en el negocio, invirtiendo en la apertura de centros de apuestas. A pesar de ello, Santiago Creel seguía otorgando permisos a su amigo Pepe. El auge de los juegos de azar estaba en su punto máximo, al igual que la influencia del narcotraficante y director de la AFI, García Luna.
Nada sorprendía a Creel, nada lo detenía para otorgar los permisos, nadie le impedía que su sueño cabalgara por el desierto de Las Vegas. Nada lo contenía porque su vida era un juego de póquer. Su adicción al juego y las ganancias que recibía de su amigo José Rojas lo mantenían muy estimulado. Su candidatura a la presidencia en 2006 lo motivaba aún más, especialmente porque contaba con el apoyo del Zar de los Casinos.