“Ahí viene el plan C” adelanta López Obrador
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado su plan C para la transformación del país, tras la invalidación de la primera parte del Plan B de reforma electoral por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Según el mandatario, el Poder Judicial está podrido y se está actuando de manera facciosa, por lo que enviará una iniciativa de reforma constitucional para modificarlo. Esta reforma incluiría la elección de ministros con el voto popular y terminaría con la “pandilla de rufianes” que conforman la Corte.
En su mañanera de este martes, el presidente López Obrador expresó su descontento con la decisión de la SCJN tomada en su sesión de ayer. El fallo de la Corte invalidó las reformas a las leyes generales de Comunicación Social y la de Responsabilidades Administrativas aprobadas por el Congreso de la Unión en diciembre de 2022. López Obrador considera que los ministros “invadieron” facultades del poder Legislativo al invalidar la ley y los acusó de actuar al servicio de una minoría rapaz que busca regresar al poder con el apoyo del Poder Judicial.
El presidente López Obrador ha sido crítico con el Poder Judicial desde su campaña presidencial. Ha acusado a los jueces de ser parte del viejo régimen de corrupción y privilegios y de obstaculizar la transformación del país. Según él, la elección de los ministros con el voto popular garantizaría su imparcialidad y eliminaría la influencia de los poderes fácticos en la Corte.
Sin embargo, la idea de elegir a los ministros con el voto popular es controvertida y ha sido objeto de debate en el país. Muchos expertos y juristas han advertido que esto podría politizar la elección de ministros y erosionar su independencia. Además, la reforma constitucional requeriría la aprobación de dos terceras partes de las cámaras del Congreso, algo que no está garantizado en la actualidad.
La polarización política en México se ha intensificado en los últimos años, y el gobierno de López Obrador ha enfrentado una oposición cada vez más fuerte. El presidente ha acusado a sus críticos de ser conservadores, neoliberales y corruptos, mientras que la oposición lo ha acusado de autoritario y de debilitar las instituciones democráticas del país.
En este contexto, la estrategia del presidente de obtener una mayoría calificada en el Congreso para aprobar todo tipo de reformas, incluidas las constitucionales, puede ser vista como una amenaza a la pluralidad política del país. Si bien es cierto que la mayoría de los mexicanos votaron por la cuarta transformación en 2018, también es cierto que muchos ciudadanos no están de acuerdo con todas las políticas y decisiones del gobierno. Una mayoría abrumadora en el Congreso podría silenciar la voz de la oposición y erosionar la calidad democrática del país.
Además, la estrategia del presidente de desacreditar al Poder Judicial y acusarlo de estar al servicio de la corrupción y los poderes fácticos puede tener efectos negativos en la independencia y la credibilidad de las instituciones judiciales. Es cierto que en México existen problemas graves de corrupción en el sistema de justicia, pero no es justo ni responsable generalizar y desacreditar a todo el Poder Judicial. Los jueces y magistrados de México tienen una responsabilidad importante en la defensa de los derechos y las libertades de los ciudadanos, y es necesario fortalecer su independencia y su capacidad para actuar con imparcialidad y profesionalismo.
La estrategia del presidente también ha sido criticada por su enfoque en la confrontación y la polarización en lugar del diálogo y el consenso. En lugar de buscar el acuerdo y la cooperación con la oposición, el presidente ha optado por la confrontación y la descalificación. Esto ha generado una atmósfera de tensión y división en el país que no es saludable para la democracia.
Además, la estrategia del presidente de concentrar tanto poder en la figura del Ejecutivo puede tener efectos negativos en la gobernabilidad del país. Si bien es cierto que el presidente ha prometido usar ese poder para transformar México y combatir la corrupción y la desigualdad, también es cierto que la concentración de poder puede generar abusos y limitar la capacidad de los ciudadanos para participar en la toma de decisiones y el control del gobierno.
En este contexto, es importante recordar que la democracia no es solo la victoria en las urnas, sino también el respeto a las instituciones y a las reglas del juego. La democracia implica el diálogo, el respeto a las minorías y la tolerancia a las diferencias. Si queremos fortalecer la democracia en México, debemos trabajar juntos para construir un sistema político más inclusivo, participativo y transparente.
En conclusión, la estrategia del presidente López Obrador de obtener una mayoría calificada en el Congreso y reformar el Poder Judicial para elegir a los ministros con el voto popular puede ser vista como una amenaza a la pluralidad política y la calidad democrática del país. Si bien es cierto que existen problemas graves en México que deben ser enfrentados, no es justo ni responsable generalizar y desacreditar a todas las instituciones y a todas las personas que piensan diferente. Si queremos construir un México más justo y democrático, debemos trabajar juntos para fortalecer las instituciones, promover el diálogo y la cooperación, y respetar la diversidad y las diferencias.