La soberanía no se negocia

En política internacional, la paciencia es una virtud… pero no un cheque en blanco. Los funcionarios estadounidenses, encabezados por Donald Trump, han venido tanteando los límites de la diplomacia mexicana con una actitud que oscila entre la prepotencia y la provocación. Claudia Sheinbaum ha optado por la prudencia, evitando caer en el juego de las confrontaciones mediáticas, pero la reciente orden ejecutiva de Trump —enviar tropas estadounidenses a México para “capturar o destruir” a células del narcotráfico, tratadas como “terroristas”— no solo rompe con toda norma diplomática, sino que constituye un intento abierto de intervención militar extranjera en territorio nacional.

La respuesta de la presidenta fue clara, firme y sin matices: “Jamás permitiríamos que el ejército norteamericano o alguna otra institución de los Estados Unidos pise territorio mexicano, nunca”. No es una frase hueca. Es la reafirmación de un principio histórico que nos define como nación desde el siglo XIX: la defensa de la soberanía. Sheinbaum recordó las palabras del Himno Nacional, adaptadas con un guiño a la igualdad de género, para subrayar que cada mexicano y cada mexicana es, llegado el momento, un defensor de la patria. El mensaje llegó nítido a Washington: México no será patio trasero ni campo de entrenamiento para intereses militares ajenos.

Paradójicamente, mientras Trump intentaba proyectar fuerza, los mercados respondieron con serenidad. El peso no solo no se depreció, sino que ganó terreno, cotizándose en 18.20 por dólar en Tijuana y recuperando más de dos unidades en pocas semanas. Es un dato que desmonta la narrativa opositora de “inestabilidad económica” y que demuestra que la política de finanzas públicas responsables y estabilidad macroeconómica de la 4T mantiene la confianza de inversionistas y consumidores.

Ahora bien, la sombra de la corrupción sigue apareciendo, y no porque la actual administración la aliente, sino porque el pasado sigue alcanzándonos. El reciente caso judicial en el Distrito Sur de Texas contra los empresarios mexicanos Ramón Alexandro Rovirosa Martínez y Mario Alberto Ávila Lizárraga, acusados de pagar sobornos para obtener contratos con Pemex entre 2019 y 2021, es un recordatorio de lo que significó el régimen anterior: redes de complicidades enquistadas en la estructura energética. Cabe preguntar, con nombre y apellido: ¿quién dirigía Pemex en esos años? La respuesta es Octavio Romero Oropeza, nombrado por el presidente López Obrador. Pero aquí es necesario matizar: el que se detecten y procesen casos en cortes extranjeras no significa impunidad en México; significa que los sistemas de control internos y externos están funcionando, y que las viejas prácticas heredadas del PRI y del PAN siguen desmantelándose, aunque no sin resistencia.

Por otro lado, la queja sobre el retraso en la interconexión de paneles solares por parte de la CFE en Veracruz evidencia un problema administrativo que no puede ignorarse. La política de la presidenta Sheinbaum es clara: transición hacia energías limpias. Pero la eficacia de esa política depende de que los funcionarios locales y regionales de la CFE actúen con diligencia y sin burocratismos innecesarios. Si en una zona donde el calor obliga al uso constante de aire acondicionado se retrasa durante meses la conexión de paneles ya instalados, no se trata de una política equivocada, sino de una ejecución deficiente. La Cuarta Transformación debe demostrar que no solo es capaz de resistir presiones externas, sino de atender las necesidades internas con la misma firmeza con la que se defiende la soberanía.

El panorama es claro: frente a la agresión externa, firmeza; frente a la corrupción heredada, depuración; frente a la burocracia interna, eficiencia. México está en una etapa donde la defensa de su dignidad nacional debe ir de la mano con la construcción de un Estado ágil, honesto y cercano a su gente. Y en ese equilibrio, la figura de Claudia Sheinbaum se consolida como una presidenta que sabe cuándo hablar fuerte y cuándo actuar con paciencia… pero que también entiende que la paciencia, frente a la injusticia o la amenaza, no es eterna.